Evelyn Benavides, neuróloga especialista en Medicina del Sueño de la Clínica Vespucio, declara que esto incluye tener confort en la cama, una adecuada temperatura, además del nivel de luz del dormitorio y del ruido ambiente.
Los trastornos del sueño son más comunes de lo que se piensa en esta fecha. Junto con las fiestas de fin de año las familias deben comenzar a planificar las vacaciones y a proyectar los gastos a partir de marzo. Es inevitable, entonces, estresarse. Y todo ello impacta en el buen dormir.
Los trastornos del sueño “son un grupo de enfermedades que se relacionan con la cantidad o calidad del sueño”, explica Evelyn Benavides, neuróloga especialista en Medicina del Sueño de la Clínica Vespucio.
Algunas personas –añade- pueden tener más sueño que lo habitual o padecer insomnio por lo cual no pueden conciliar o mantener el sueño durante la noche.
“Éstos se pueden ver en cualquier época del año, pero en períodos de estrés aumentan los síntomas”, indica. Existen otro grupo de enfermedades del sueño que tienen que ver con conductas durante el sueño como el sonambulismo, comer dormido y el bruxismo (apretar los dientes) entre otras.
La especialista hace hincapié en que un trastorno del sueño requiere evaluación médica cuando se prolonga por más de un mes, al menos tres veces por semana, o interfiere con la vida diaria.
Higiene del sueño
Según la neuróloga es importante cuidar la “higiene del sueño” para tener un sueño reparador.
Esto incluye, entre otras cosas, tener confort en la cama, una adecuada temperatura y nivel de luz del dormitorio y de ruido. Influye también si la persona tiene horas de dormir regulares, y qué tan recientemente ha comido o ejercitado antes de irse a la cama.
Atender la higiene del sueño es la primera cosa a observar cuando las personas tienen problemas para dormir, apunta.
Para realizar una higiene del sueño, la especialista recomienda seguir los siguientes hábitos saludables para dormir:
- Entrar al dormitorio y acostarse cuando tenga sueño, no por horario. En espera del sueño puede leer (excluidos temas relacionados con su actividad laboral o académica). También puede escuchar música suave en el living o sala de estar.
- Mantener un horario estable para levantarse (reloj despertador a la misma hora).
- Evitar estimulantes (café, bebidas, nicotina, té, cacao, alcohol) después de las 17 horas.
- Eliminar siestas.
- Evitar la automedicación.
- Apagar el computador temprano, idealmente no más allá de las 21 horas. También desconectarse del teléfono temprano.
- Evitar ver TV en la cama, idealmente sacar el televisor del dormitorio.
- Procurar dejar un tiempo de “tranquilidad” antes de acostarse a dormir. Tomar unos 15 a 20 minutos para ir pasando del ambiente de actividad a uno de tranquilidad. Esto se hace bajando la intensidad de la luz, apagando el televisor, entre otras cosas. Ocupar ese tiempo en relajarse o realizar sus rutinas de higiene en el baño.
Algunos tips
- Reservar el dormitorio sólo para dormir y para la actividad sexual. No usarlo como sala de estar.
- Evitar situaciones de actividad (trabajo, planes para el día siguiente o ejercicio físico intenso), en las horas próximas a dormir.
- Evitar cenas abundantes y excesivamente condimentadas.
- Procurar un ambiente silencioso, oscuro y con temperatura agradablemente bajo los 16° a 20° C en el dormitorio.
- Evite resolver problemas y planificar actividades mientras esté en la cama. Si tiene cosas pendientes, déjelas anotadas antes de irse a dormir.
- No mire el reloj cuando despierte en la noche.
- Si despierta a medianoche no permanezca en la cama si no está durmiendo. Si pasa un tiempo prudente sin volver a conciliar el sueño es preferible levantarse y volver a la cama sólo si tiene sueño.
- Levantarse de la cama en cuanto despierte en la mañana. No se quede leyendo el diario ni tome desayuno en cama.
La especialista agrega que existen remedios caseros como beber té de Melisa, agua de manzanilla o leche tibia, que sí sirven para disminuir la ansiedad y pueden ayudar a conciliar el sueño. Aunque recalca que ellos no reemplazan el tratamiento médico indicado por el especialista.