Por Antonio Nuñez, consejero delegado de Parangon Partners y presidente de la Asociación de Alumni de la Harvard Kennedy School.
Dada la importancia y dificultad de acertar con la composición del Consejo, la elección y renovación de los consejeros es un área que demanda unos cada vez de mayores niveles de información y profesionalización.
Se impone la necesidad de consejeros mejor formados y de empresas que practiquen una política adecuada de selección y evaluación de estos perfiles. El Código de Bueno Gobierno para las sociedades cotizadas incluye un total de 25 principios y 64 recomendaciones, entre las cuales figura la aprobación de una política adecuada de selección de consejeros previa al nombramiento de los mismos. El objetivo de esta medida es procurar que dicha elección sea lo más acertada posible y responda a las necesidades actuales de cada compañía.
El Código sugiere que todas las propuestas de nombramiento o reelección de un consejero se apoyen siempre en un análisis riguroso previo. Ya no se trata, en suma, de elegir a un profesional de renombre y con muchos años de experiencia, sino a alguien cuyo perfil se adapte a las exigencias de la empresa en ese momento.
El texto también aconseja que la política de selección sea revisada anualmente con la recomendación general de que el número de consejeros independientes represente, al menos, la mitad del total de los consejeros, así como que las mujeres alcancen en 2020 un 30 % de la representación del Consejo de Administración.
Por nuestra expereincia en la búsqueda de Consejeros Independientes, con frecuencia nos preguntan: ¿Cómo debería ser ese consejero perfecto? Las nuevas exigencias de las organizaciones demandan dedicación, lealtad y, sobre todo, conocimiento a sus consejeros. No en vano, entre sus funciones nucleares figuran aspectos tan trascendentes como el diagnóstico del plan estratégico, la fijación de la política de control y gestión de riesgos o la aprobación de la información financiera que deba hacer pública la sociedad periódicamente.
En cuanto a la formación que necesitan esos consejeros para poder desempeñar adecuadamente su labor, es indudable que la transformación digital ha incrementado la exigencia de manejar esos nuevos registros que afectan a toda la cadena de valor de la compañía.
Conceptos como innovación, emprendimiento, compliance, internacionalización o sostenibilidad entran a formar parte del background de base de estos nuevos consejeros. Para que todas estas variables lleguen al Consejo y tengan calado en su operativa, se hace imprescindible una cada vez mayor y más ágil preparación de los miembros del Consejo. En definitiva, se necesitan equipos potentes, y para su formación la selección externa altamente especializada juega un papel determinante porque ello redunda en la calidad de la selección.