Está comprobado que los niños que han estado expuestos a la lectura desde los primeros meses o años de vida tienen un buen desarrollo de sus habilidades cognitivas.
Cuando los padres de familia le compran libros a sus hijos, desde los primeros meses de estos, no saben el bien que les están haciendo, eso sí, siempre y cuando se los lean.
Los beneficios de esta práctica, en general, son múltiples. "A través de la lectura podemos recrearnos, viajar a un mundo imaginario, podemos desarrollar nuestras habilidades lingüísticas, ampliar nuestro vocabulario, aprender de otras culturas, conocer sobre algún tema de nuestro interés, podemos informarnos", explicó la psicóloga clínica y mágister en asesoramiento educativo familiar, María Isabel Fernández.
Además, la profesional agregó que mediante de la lectura "podemos conectar nuestra mente, corazón, espíritu y alma, dependiendo a qué fuente nos estamos conectando, qué estamos leyendo. Visualizar un mundo al cual queremos llegar o alcanzar nuevas metas; podemos encontrar alternativas de relacionarnos mejor con otras personas. Nos permite mejorar la concentración, enfocarnos, desarrollar la capacidad de análisis y memoria".
Está comprobado que los niños que han estado expuestos a la lectura desde los primeros meses o años de vida tienen un buen desarrollo de estas habilidades cognitivas, en especial las que están relacionadas con la memoria, comprensión, creatividad. Asimismo, estimulan su lenguaje e imaginación.
"Los niños van a aprender siempre de nuestro modelo. Desde que están en el vientre de la madre, la mamá puede ir leyendo del tema que quiera. Entonces, el niño empieza a escuchar el tono de voz y empieza la estimulación a la lectura. Cuando son los primeros meses de vida puede tener lecturas cortas, entonces, el niño va a conectar con esa voz", detalló.
Con respecto a qué leerle al niño cuando está en el vientre, Fernández declaró que no tiene por qué ser un cuento infantil, sino que puede ser algo de interés de la madre, pero el niño ya va a saber que hay un minuto del día dedicado para esto, donde el cuerpo está tranquilo y en un estado placentero.
Fernández además explicó que si no se hizo ese trabajo en esa época, se puede hacer más adelante, dado que al año los niños ya pueden empezar a manipular libros, los que idealmente deben tener figuras, texturas y sonidos.
A los dos años, el pequeño ya puede identificar si está boca arriba o abajo, mientras que a los tres o cuatro años comienzan a involucrarse más, pues despierta su curiosidad por saber qué hay dentro de los libros.
Dentro de las recomendaciones a tener en cuenta cuando se motiva al niño a leer, está el generar un ambiente propicio y que el niño no tenga ni hambre ni sueño. Además, está el modificar la costumbre de regalar un libro y cosas relacionadas con la lectura. También es importante enseñar el hábito de la lectura a través del ejemplo.
Una forma de inculcar este hábito es poner un reloj, para que el niño sepa que hay un principio y un fin de ese momento, pues, de acuerdo a lo explicado por la psicóloga, "cuando es un hábito que se mantiene en el tiempo, el niño no quiere dejar de leer".