El presidente del Sindicato Único de trabajadores del Mar y Afines (Suntma), José Franco, dijo a El Observador que en el último año la captura de peces cayó 53% y aclaró que este dato fue brindado por las propias firmas pesqueras.
Con el paso dado por la empresa pesquera Fripur a fines de julio, de presentarse a concurso de acreedores ante la Liga de Defensa Comercial con el objetivo de reestructurar sus pasivos, retornó al tapete la realidad de un sector que viene en descenso y que reclama un nuevo modelo de producción. Las autoridades reconocen las vicisitudes de esta industria y concuerdan en que se debe adecuar un plan de coordinación marina.
El presidente del Sindicato Único de trabajadores del Mar y Afines (Suntma), José Franco, dijo a El Observador que en el último año la captura de peces cayó 53% y aclaró que este dato fue brindado por las propias firmas pesqueras. El sector emplea a unos 8.000 trabajadores –de los que Fripur se lleva 1.100– y llegó a exportar por US$200 millones. Hoy están en US$70 millones anuales, según Franco.
El dirigente sindical nombró tres razones por las cuales la pesca en Uruguay ha comprimido su dinámica y por las que vive en una “crisis generalizada”. En primer lugar, ha pegado sobre todo en la pesca con destino industrial la crisis internacional que hizo caer de forma “drástica” la demanda de pescado uruguayo, especialmente de la Unión Europea, el principal mercado de este producto para el país. El sector también ha denunciado competencia desleal en el viejo continente.
Por otro lado, está la pérdida de espacio para la faena y en ese sentido sufren el impacto de lo que sucede en la “zona alfa” en el río de la Plata, “donde hay hasta 300 barcos fondeados que esperan turno para entrar al puerto de Buenos Aires o ingresar al río Paraná”. En esas 170 millas cuadradas se genera una gran polución ambiental y sonora para la pesca industrial y artesanal. “Las máquinas encendidas corren al pescado y, de hecho, se genera una zona de exclusión”, dijo Franco.
Por último, nombró la prospección y exploración de hidrocarburos, que ha cambiado “todo el comportamiento marino” y en especial de los peces.
La búsqueda de petróleo en la plataforma marítima y la zona en la que están esperando los barcos para ingresar a la terminal porteña “están interactuando con la actividad de pesca” y, por tanto, “la preocupación de los pescadores es legítima”, señaló a El Observador Daniel Giraldoni, director de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara). El jerarca indicó que la captura de los últimos años no son buenas comparadas con otras temporadas. Según el último Boletín Estadístico que brinda datos hasta 2012, publicado en la web del organismo, los desembarques de pesca industrial descendieron 20% ese año.
De acuerdo al mismo documento, las exportaciones del sector –que representan el 1,4% del total de las colocaciones de bienes en el exterior del país– cayeron 17% en 2012. Por su parte, las importaciones bajaron 15% ese año frente al anterior.
Giraldoni comentó que preocupa el asunto ambiental, al igual que el dragado y la exploración petrolera, todos temas que han sido planteados en el consejo sectorial que integran las empresas, el sindicato, el Poder Ejecutivo y el Ministerio de Trabajo. El director de la Dinara dijo que están “propugnando un ámbito de coordinación fuerte para la efectividad de las zonas marinas y concretar un plan de gestión integral”, en un espacio marino cada vez mayor, con la regasificadora en construcción y el puerto de aguas profundas en los planes.
En relación a un nuevo plan de trabajo, Franco, presidente del Suntma, criticó la última ley de pesca, que “mantiene el status quo sobre la explotación pesquera” y no tomó nada “de lo que aportamos nosotros y los empresarios”.
“Cuando criticamos el modelo es porque está dirigido hacia tres especies: la corvina, merluza y lisa. Es un modelo dirigido, pero además selectivo por talla de esas especies. Y por otro lado, con la utilización de artes (formas de pesca) no selectivos” la ecuación se hace “más depredadora porque tiene un gran componente de descarte”. Con Argentina y Brasil compitiendo al lado, la sobreexplotación se ha incrementado y la pesca se ha tornado “cada vez más zafral”, según Franco.
El titular del sindicato indicó que está afectada toda la cadena pesquera por la actual realidad del sector: la captura, la industrialización y la comercialización, “incluso la investigación”.
“Por eso sostenemos que está agotado el modelo de explotación pesquera y que se debe cambiar el modelo. Esa es la crítica a la autoridades. No se ha elaborado una política pesquera de Estado. Hace poco nos decíamos que la virtud de la ley de pesca que se aprobó es que logró la unanimidad de trabajadores y empresarios para criticarla”, concluyó Franco.
El muelle tendrá que esperar. La idea de construir un muelle pesquero por parte de la Administración Nacional de Puertos (ANP) en Sayago, ha quedado para más adelante aunque no debe ser descartado, dijo Daniel Giraldoni, director de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara). El sindicalista José Franco indicó que apoyan esta iniciativa aunque le quedan algunas dudas sobre el efectivo uso del muelle: qué parte corresponderá al sector público y qué parte a los privados.