Los estadounidenses Harvey Alter y Charles Rice y al británico Michael Houghton contribuyeron a descifrar una enfermedad que afecta a más de 71 millones de personas.
En plena pandemia de COVID-19, el premio Nobel de Medicina fue atribuido a los estadounidenses Harvey Alter y Charles Rice y al británico Michael Houghton por el descubrimiento del virus responsable de la hepatitis C.
Los tres fueron galardonados por “su decisiva contribución a la lucha contra esta hepatitis, un importante problema de salud mundial, que causa cirrosis y cáncer de hígado”, explicó el jurado del Nobel, en plena carrera mundial para hallar los secretos de otra pandemia viral, la del COVID-19.
A finales de los años 1970, Harvey Alter, que hoy tiene 85 años, identificó que durante las transfusiones tenía lugar un contagio hepático misterioso, y no era ni hepatitis A ni hepatitis B, señaló el jurado.
Años más tarde, en 1989, se le atribuyó a Michael Houghton y su equipo el descubrimiento de la secuencia genética del virus. En cuanto a Charles Rice, de 68 años, analizó durante años la manera en la que el virus se replicaba, en investigaciones que condujeron al surgimiento de un nuevo tratamiento revolucionario a principios de los años 2010, el sofosbuvir.
El premio es el primero directamente relacionado a un virus desde 2008, que recompensó a los descubridores franceses del sida, Françoise Berré-Sinoussi y Luc Montagnier, y a un pionero de los virus del papiloma humano, el alemán Harald zur Hausen.
Después de un primer premio, el de Química, a dos virólogos en 1946, este Nobel se suma a los 17 Nobel directamente o indirectamente ligados a trabajos sobre los virus.
Con este 111º Nobel de Medicina, son ya 222 los laureados con el premio de “fisiología o de medicina” desde su creación, entre los que figuran únicamente 12 mujeres.
Desde el hallazgo hace más de medio siglo de dos tipos de linfocitos, B y T, esenciales en la comprensión de nuestro sistema inmunitario, hasta el avance de las “tijeras moleculares” en genética en los años 2010, pasando por investigaciones del cáncer de mama, varios grandes descubrimientos médicos -y sus autores- fueron citados por los expertos como potenciales galardonados con el Nobel este año.
Otros científicos fueron mencionados por sus trabajos sobre la hepatitis C, el alemán Ralf Bartenschlager por la investigación fundamental, y el estadounidense Michael Sofia por el desarrollo del sofosbuvir, que el laboratorio Gilead vende ahora a precio de oro con el nombre de Sovaldi.
¿Quiénes son los galardonados?
Harvey J. Alter (Nueva York, 1935) se graduó en medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Rochester y se formó en medicina interna en el Strong Memorial Hospital y en los Hospitales Universitarios de Seattle. En 1961, se unió a los Institutos Nacionales de Salud (NIH). Desde 1969 pertenece al Departamento de Medicina de Transfusión del Centro Clínico como investigador principal.
Por su parte, Michael Houghton recibió su doctorado en 1977 en el King’s College de Londres. En 2010 se trasladó a la Universidad de Alberta y actualmente es profesor en una Cátedra de Investigación de Excelencia en Virología de Canadá y director del Instituto de Virología Aplicada Li Ka Shing.
Por último, Charles M. Rice (Sacramento, 1952), obtuvo su doctorado en 1981 en el Instituto de Tecnología de California. Desde 2001 es profesor en la Universidad Rockefeller de Nueva York. Durante 2001-2018 fue el director científico y ejecutivo del Centro para el Estudio de la Hepatitis C en la Universidad Rockefeller, donde sigue activo.
Por primera vez desde 1944
El proceso de designación es absolutamente secreto y la Academia sueca de Ciencias no revela ninguna de las cientos de nominaciones que recibe cada año de personas cualificadas de todo el mundo.
El año pasado, el Nobel de Medicina recompensó a los estadounidenses Willial Kaelin y Gregg Semenza, así como al británico Peter Ratcliffe. Estos descubrieron, a partir de los años 1990, cómo las células del conjunto del cuerpo detectan y se adaptan a diversos niveles de oxígeno. Las primeras aplicaciones terapéuticas salieron a mitad de los años 2000, en especial contra el cáncer.
Los Nobel se anunciarán como estaba previsto esta semana, pero el coronavirus ha provocado la anulación de la ceremonia presencial de entrega el 10 de diciembre en Estocolmo, por primera vez desde 1944.
Los laureados, que comparten cerca de un millón de euros (1,17 millones de dólares), recibirán sus galardones en sus países de residencia, posiblemente a través de una embajada sueca o en sus universidades.
Esta edición 2020 de los Premios Nobel, que continúa el martes con el de Física y el miércoles con el de Química, está cargada de incertidumbre.
Para el de la Paz, la libertad de prensa (Reporteros sin Fronteras, Comité para la Protección de los Periodistas...) o el clima, con la adolescente sueca Greta Thunberg y Fridays for Future (Viernes por el futuro), figuran entre los posibles candidatos para suceder al primer ministro etíope, Abiy Ahmed.
Otros predicen un premio para un organismo de la ONU, como la Organización Mundial de la Salud, o para la afgana Fawzia Koofi.
Para el de Literatura, los críticos consultados este año por la AFP mencionan una quincena de nombres, con perfiles que van desde la estadounidense-caribeña Jamaica Kincaid hasta el albanés Ismail Kadaré, pasando por la canadiense Anne Carson.
A menos que Michel Houellebecq o Maryse Condé, también citados, logren el decimosexto premio para Francia, que encabeza el número de galardonados en literatura.