Ante la evidencia actual, se aconseja el mantenimiento de la lactancia materna desde el nacimiento, siempre que las condiciones clínicas del recién nacido y su madre así lo permitan.
La responsable del área de Lactancia Materna del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), Susana Ares, ha recomendado a las mujeres con COVID-19 continuar con la lactancia, ya que mejora la supervivencia de los neonatos y lactantes y les proporciona beneficios para la salud, como el potencial paso de anticuerpos madre-hijo frente al nuevo coronavirus.
Por ello, y ante la evidencia actual, se recomienda el mantenimiento de la lactancia materna desde el nacimiento, siempre que las condiciones clínicas del recién nacido y su madre así lo permitan. "Actualmente no se ha detectado el virus en la leche humana y no se han descrito casos en ninguna madre con sospecha o confirmación de infección, por lo que no existen motivos para evitar la lactancia materna ni interrumpirla", ha dicho la experta con motivo de la celebración, este sábado, de la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2020, cuyo lema es 'Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable'.
En este sentido, la doctora ha asegurado que en todos los entornos socioeconómicos, incluso en zonas donde la infección por COVID-19 sea frecuente, la lactancia materna mejora la supervivencia de los neonatos y lactantes, y les proporciona beneficios para la salud.
"El contacto piel a piel inmediato y continuado se asocia a una mayor supervivencia neonatal, y colocar al recién nacido junto a la madre permite una iniciación temprana de la lactancia materna. Así, los beneficios del contacto temprano y la lactancia superan ampliamente los posibles riesgos de transmisión y enfermedad asociados a la COVID-19", ha añadido la experta.
Ahora bien, en caso de que la madre tenga sospecha o infección confirmada por COVID-19, desde la Asociación Española de Pediatría se recomienda el amamantamiento con medidas de aislamiento de contacto estrictas para reducir el riesgo de infección. Así, las madres deben extremar la higiene lavándose las manos frecuentemente con agua y jabón o con un gel hidroalcohólico, especialmente antes de tocar al bebé, así como limpiar y desinfectar regularmente las superficies.
Además, es recomendable el uso de una mascarilla médica mientras amamantan, y cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo al estornudar o toser, tras lo cual deben desecharlo inmediatamente y volver a realizar una correcta higiene de manos. A pesar de estas recomendaciones, si una madre presenta infección de manera presunta o confirmada y las condiciones no permiten la lactancia materna, la mejor alternativa para los neonatos y lactantes es la extracción de la leche de la madre.
"Independientemente del método escogido, lo más importante es asegurar la higiene durante todo el proceso. Por tanto, la madre y cualquier persona que la ayude deben lavarse las manos antes de extraer la leche o de tocar cualquier pieza del extractor o sacaleches, o recipiente utilizado después de cada uso, práctica recomendable aun en ausencia de la enfermedad", ha recalcado la doctora.
Las recomendaciones para la lactancia no contradicen las generales
Las recomendaciones de mantener el distanciamiento físico dirigidas a los adultos y los niños de mayor edad buscan reducir el contacto con personas asintomáticas con Covid-19 y la consiguiente posibilidad de transmisión del virus. En el caso de las recomendaciones sobre el cuidado y la alimentación de los lactantes cuyas madres presentan infección por el virus, presunta o confirmada, el objetivo es mejorar la supervivencia, la salud y el desarrollo de los neonatos y lactantes.
"Estas recomendaciones tienen en cuenta la probabilidad de que los lactantes contraigan la COVID-19 y los posibles riesgos asociados, pero también los riesgos de enfermedad grave y fallecimiento que aparecen cuando los lactantes no reciben lactancia materna, así como los efectos protectores de la lactancia materna y el contacto piel a piel", explica la experta.
Estas recomendaciones están en consonancia con la Organización Mundial de la Salud (OMS), quienes se basan en una evaluación integral y un balance sobre los riesgos que implica evitar la lactancia materna.