En la América Latina católica se discute cuál fue el objetivo del presidente boliviano al regalar este detalle al Papa en su reciente visita al país sudamericano.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, quiso pasar de original regalándole al papa Francisco un crucifijo que desató una gran controversia no sólo porque la talla no es de calidad sino porque su simbología puede ir desde la mezcla de cristianismo con la vieja hoz símbolo del comunismo hasta una afrenta para el sumo pontífice.
El historiador chileno Fernando Mires analiza en profundidad el gesto en un ensayo publicado por el portal venezolano Prodavinci. Sus argumentos centrales son:
1. Símbolos y símbolos
“Evidentemente se trata de un objeto que contiene dos símbolos: en una dimensión grande, la hoz y el martillo de los comunistas y en una dimensión mucho más pequeña, el símbolo de los cristianos. Queda claro entonces que en el objeto, la hoz y el martillo dominan por sobre la crucifixión pues la hoz y el martillo no forman parte de la crucifixión sino esta última es la que aparece integrada en el símbolo del comunismo”.
2. Los símbolos y sus significados.
“Un símbolo es una forma de representación de una identidad colectiva: puede ser una bandera en el caso de una nación, una estrella, una media luna, un crucifijo en el caso de una religión. Por lo mismo los signos marcan diferencias, no semejanzas de identidades, como supuso tal vez Morales cuando regaló al Papa en un mismo objeto los signos de una ideología y los de una religión. Luego, los símbolos, además de establecer las diferencias, marcan las distancias”.
3. El valor de los símbolos
“El problema adquiere aún más gravedad si intentamos reflexionar sobre la teoría de los símbolos. Inevitable, si hablamos de símbolos, no pronunciar el nombre de Jacques Lacan. De todos los pensadores de nuestro tiempo, Lacan ha sido el que más ha insistido en el valor de los símbolos como elementos constitutivos de una vida psíquica no patológica. La separación del campo psíquico entre los espacios de lo real, de lo simbólico y de lo imaginario, propuesta por Lacan (Seminario 5) contiene un alto valor no solo psicoanalítico y filosófico, sino, además, y aunque parezca extraño, político. Haber descubierto la potencialidad política del psicoanálisis lacaniano es a la vez la deuda que mantenemos con autores como Žižec y Laclau, entre otros”.
4. Populismo y simbología
“Fue Ernesto Laclau, quien llevando las lecciones de Lacan a sus estudios sobre el fenómeno populista, descubrió que las representaciones simbólicas del populismo no son equivalentes entre sí (como no lo es un crucifijo con una hoz y un martillo). Todo lo contrario, la simbología populista es opaca, difusa, incongruente. Y no puede ser de otra manera pues el populismo es la representación de significantes múltiples, a veces contradictorios entre sí y por lo tanto imposibles de ser entendidos desde la perspectiva de una lógica racional. En nuestros términos, la forma populista corresponde a la fase infantil o pre-política (salvaje) de la política”.
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