Instancia austral recomienda esperar para tomar una postura ante crisis venezolana, mientras que entidad americana desea discutir pronto la situación.
Asunción. Por segunda vez el canciller paraguayo Eladio Loizaga estará en el centro de una situación relacionada con el momento que sacude Venezuela, ya que su presencia en Caracas coincidió con el inicio de la crisis en ese país.
Ahora, una entrevista con el secretario general de la OEA, agendada con anterioridad al eventual tratamiento que tendría el conflicto venezolano por parte del Consejo Permanente de dicha entidad, y que se relaciona con la asamblea que el organismo realizará en junio en la capital paraguaya, pone al canciller otra vez en una situación incómoda.
En la reunión con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, se le planteará al canciller paraguayo el interés manifestado por Panamá de convocar para la pŕoxima semana a los cancilleres de los países integrantes a una sesión extraordinaria de la Comisión Permanente, con el fin de debatir los aspectos de la crisis que vive Venezuela.
La situación se contrapone a lo que se ha conversado en instancias como Mercosur, cuyos integrantes optan por esperar antes de tomar una decisión. La actitud es parecida a la tomada por los gobiernos cercanos a Maduro, quienes no ven con buenos ojos una reunión de la OEA e incluso de la Unasur para hablar sobre Venezuela.
Lo que inspiraría esa decisión sería ganar tiempo para que los propios venezolanos generen instancias de diálogo en la solución de sus problemas.
El presidente paraguayo Horacio Cartes y el canciller Eladio Loizaga estarían en la línea de una postergación del tratamiento de la situación venezolana en el Consejo Permanente de la OEA, ya que -de lo contrario- Paraguay se verá presionado a tomar una posición.
En caso de votar, Paraguay debería seguir la posición ya tomada por el Mercosur, cuya presidencia pro témpore está en manos de Venezuela y es respaldada por Brasil. Según las fuentes, Cartes prefiere por ahora disminuir las críticas por la posición pro-brasileña que lleva su gobierno.