Algunos chefs en Ecuador ya experimentan con rosas como producto culinario. Toda una novedad para un producto que genera exportaciones por US$600 millones anuales a Estados Unidos y Europa.
Pujili, Ecuador. El delicado aroma de las rosas blancas y rojas despierta la creatividad del chef ecuatoriano Hugo Tigselema. El resultado: una fusión de olores y sabores inexplicables al paladar.
Pétalos de rosas blancas mezclados con frutas ácidas producen los más exóticos postres. Mientras que los rojos, cuyo aroma es fuerte, se mezclan con chocolate o en ensaladas y se obtiene una nueva fusión gastronómica.
Tigselema ha creado más de 20 platos, entre postres y ensaladas, a base de pétalos de rosas orgánicas, una nueva variedad que está abriendo mercado en el país sudamericano de la mano de la florícola Nevado Ecuador, la más grande del país.
"La receta es creatividad y amor. Es un experimento con el nuevo ingrediente: las rosas orgánicas", dijo el chef, quien elabora a diario nuevos platos en su cocina instalada en medio de una de las plantaciones de la finca, de unas 40 hectáreas, enclavada en las montañas ecuatorianas.
En la andina ciudad de Pujilí, a unos 90 kilómetros al sur de Quito y a unos 3.000 metros de altura, de unas 100.000 plantas que existen en la finca se cosechan entre 150 y 200 rosas orgánicas a diario que bajan las montañas y llegan a restaurantes en Quito y España.
Aquí los paladares son exigentes, pero temerosos para experimentar nuevas sensaciones culinarias en un país destacado internacionalmente por ser el mayor exportador de plátano del mundo y la nación petrolera más pequeña de la OPEP.
En Ecuador, las rosas son utilizadas para decorar ambientes en floreros o como ingredientes para jabones, perfumes o esencias.
"Es una novedad que la gente no conoce y genera un impacto: '¿cómo vas a comer rosas?', (preguntan los clientes)", dijo el chef brasileño Daniel Pillon, del restaurante Zazu en Quito.
En el lugar se ofrecen licores a base de pétalos. Un martini o un mojito cubano llevan el color penetrante y el suave aroma de las rosas "comestibles".
El pescado también se contagia de la creativa fusión.
"Se volvió un producto de gusto a los clientes, hasta por la belleza. Cuando escuchas rosas te provoca emociones", agregó Pillon, al señalar que las creaciones son degustadas por los empleados antes de ofrecerlos en el menú a sus clientes.
Mayores expectativas. Ecuador, con 3.000 hectáreas, es el principal productor de rosas en extensión, por encima de Colombia, Kenia y Etiopia, y gracias a las condiciones climáticas, produce más de 400 variedades con características únicas, como tallos de unos 2,20 metros de altura.
Sus principales mercados son Estados Unidos y Europa, con una venta de US$600 millones en 2009.
Las rosas comestibles están buscando ingresar al mercado de España, en donde el restaurante Bulli experimenta comida gourmet con pétalos de rosas ecuatorianas.
Para Roberto Nevado, dueño de la florícola, el mercado de rosas comestibles crecerá en el mediano plazo debido a la tendencia del planeta para consumir productos orgánicos.
"Es algo nuevo, es interesante y eso lo quieren todos", agregó Nevado a Reuters, mientras mostraba productos como vinagres, chocolates y aceites de pétalos de rosas.
La flor comestible tiene un tratamiento diferente a las normales, pues carece de pesticidas y abonos tóxicos. Sus cuidados son más rigurosos y con fertilizantes totalmente naturales.
Igualmente sus costos de producción son más elevados y consecuentemente su precio en el mercado alcanza los cuatro dólares, un 25% más que las tradicionales.
Una rosa puede comerse sin mezclarse con otros alimentos, aunque su sabor depende de las emociones que despierte en cada persona.
"Es como besar a una mujer con perfume de rosa", dijo uno de los visitantes a la plantación.
Pero para el chef ecuatoriano o el brasileño las fusiones en las que intervengan los sentidos serán las preferidas.