Trastorno esquizoafectivo, el mal que deteriora la percepción de la realidad
Jueves, Enero 5, 2017 - 08:54
Alucinaciones auditivas y delirios paranoides son algunos síntomas de esta enfermedad incapacitante.
Según datos de la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI), uno de cada 100 estadounidenses es víctima del llamado trastorno esquizoafectivo, una patología en la que se manifiestan síntomas de la esquizofrenia y la bipolaridad.
Esta enfermedad mental, caracterizada por el deterioro de la percepción o la expresión de la realidad, aparece mayormente durante la adultez temprana, afectando por igual a mujeres y hombres, aunque estos últimos suelen desarrollarla a edades más tempranas.
El trastorno esquizoafectivo se caracteriza por las alucinaciones auditivas, los delirios paranoides, el habla y pensamiento desorganizados, así como la depresión, la hiperactividad, la disfunción social y ocupacional.
Hasta ahora se desconoce su origen pero los especialistas se inclinan a pensar que se trata de una combinación de factores, entre los que destacan la genética, pues es una condición que tiende a ser hereditaria; la alteración de las sustancias químicas del cerebro y su estructura, el impacto de eventos estresantes, como una muerte, el fin de un matrimonio o la pérdida de un trabajo; y el consumo de drogas.
El doctor Jacob Kasanin fue el primero en describir el trastorno en el año1933, al que llamó psicosis esquizoafectiva, señalando que se trataba de una enfermedad psicótica más bien episódica con síntomas afectivos predominantes, y que hoy está reconocida por el llamado Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
Mundo alterno
Este trastorno está clasificado en dos grandes grupos según su sintomatología: el tipo bipolar y el tipo depresivo, y aunque se puede manifestar de forma diferente en cada persona, lo que ambos tienen en común es que aborda un proceso cíclico que alterna crisis graves con periodos de mejoría.
Ahora bien, en líneas generales, los síntomas abarcan cambios en el apetito y el vigor, un discurso desorganizado e ilógico, delirios, paranoia, falta de interés por la higiene o el aseo, cambios bruscos en el estado de ánimo, insomnio, problemas con la concentración, tristeza injustificada y alucinaciones.
Se trata de una condición difícil de diagnosticar y que puede ser en extremo peligrosa para quien la padece y quienes rodean al paciente. De hecho, alrededor del 10% de las personas que tienen trastorno esquizoafectivo es susceptible de cometer suicidio u homicidio.
Dada su complejidad, el trastorno esquizoafectivo no es una condición que se puede sobrellevar sin ayuda médica, quienes lo padecen deben recurrir a los fármacos para estabilizar su estado de ánimo y controlar la depresión, pero estos pueden tener efectos secundarios graves. Otra estrategia de tratamiento es la psicoterapia que ayuda con la creación de planes, resolución de problemas y mantenimiento de relaciones interpersonales.
Superando el trastorno
Las personas con trastorno esquizoafectivo tienen una mayor probabilidad de vivir con plena funcionalidad, en comparación con los pacientes que presentan otro tipo de trastorno psicótico. Sin embargo, con frecuencia se requiere un tratamiento prolongado que exige mucha disciplina y apoyo del entorno.
Ciertamente la enfermedad puede hacer que sea muy difícil mantener las relaciones interpersonales, terminar el curso escolar, conseguir y mantener un trabajo, y también puede generar en el paciente conductas agresivas y hasta peligrosas, aunque muchos de ellos logran superar las crisis y construir una vida normal, tal es el caso del músico, cantante, compositor y productor Brian Wilson.
Wilson fue el fundador de la exitosa banda The Beach Boys pero tras la muerte de su padre, el genio musical cambió drásticamente su comportamiento y se volvió casi un ermitaño, que bebía y comía en exceso, mientras abusaba de las drogas, hasta que fue diagnosticado con trastorno esquizoafectivo. Decidió someterse a la medicación y a la terapia que le recomendaron sus médicos, y al tiempo, fue capaz de volver a ser un productor exitoso.