Fedecámaras considera imposible hablar de crecimiento con una jornada productiva reducida a la mitad. Estima que los sacrificios privados deben ir acompañados de medidas concretas.
Caracas. La nada halagüeña visión que Fedecámaras tiene sobre las consecuencias de la actual crisis energética, están más que sustentadas: ya en el año 2000 la cúpula empresarial advertía que sería necesario invertir 6.000 millones de dólares para mejorar la generación y distribución de energía; un monto que 10 años después asciende a 18.000 millones de dólares.
"Si el gobierno hubiese escuchado nuestro planteamiento esta situación no se habría presentado y no serían necesarios tantos recursos para paliarla. Ahora estamos al borde de un despeñadero que nos arrastrará a todos", dice Noel Álvarez, presidente de Fedecámaras, para quien los "oídos sordos" del Ejecutivo a los planteamientos del sector privado dejan claro que no existe voluntad para solucionar el problema.
Y vaya que Fedecámaras ha hecho observaciones. El error que significaría la adopción de un nuevo huso horario, pues representaría un mayor consumo de energía (entre 5% y 6% adicional); reducción de la jornada productiva hasta en 50% como consecuencia de los recortes del suministro eléctrico; la necesidad de concertar un cronograma de racionamiento para evitar males mayores; y la imposibilidad de alcanzar las metas de recaudación fiscal debido a la caída de las operaciones industriales y comerciales, son solo algunos de los señalamientos que con muchas penas y ninguna gloria ha hecho el sector.
"Con una reducción a la mitad de la producción es imposible hablar de crecimiento económico. Necesitamos entablar un diálogo constructivo que saque al país adelante", acota Álvarez.
- Usted dice que la jornada productiva se ha reducido 50% ¿En qué basa estos cálculos?- Y hasta más. En los últimos dos meses he recorrido al país y me he encontrado con zonas donde la energía eléctrica falla hasta por seis horas. El promedio nacional alcanza cuatro horas y eso significa la mitad de una jornada para cualquier empresa. Y esto lo vemos no solo en el sector comercial sino también en la industria, la agricultura y la ganadería, lo que habla de una crisis generalizada que está afectando a toda la economía nacional.
-¿Incluso a los trabajadores?- Son ellos los más afectados. Si una empresa está trabajando a la mitad de su capacidad, más temprano que tarde la carga laboral se hará insostenible porque tiene que asumir los costos de una plantilla que no puede despedir por la inamovilidad. Esto quiere decir que no solo se pone en riesgo la estabilidad de la empresa, sino que impide la expansión de la producción y, por ende, la generación de nuevos empleos, que es lo que todos esperamos.
-¿Eso quiere decir que la economía podría cerrar el año peor de lo proyectado?- Ya los números nos vienen dando la razón. Cuando asomamos que en 2009 el Producto Interno Bruto (PIB) se contraería 2,7%, desde el gobierno nos dijeron que estábamos apostando a la desestabilización. Pero el Banco Central ha dicho que incluso el decrecimiento es mayor (2,9%).
Para este año hemos pronosticado una caída de 2,3% en condiciones normales, pero si esta situación se prolonga y no se buscan correctivos, el desplome puede ser mucho mayor.
-¿Qué opina de lo dicho por el ministro de Energía Eléctrica, Ángel Rodríguez, sobre el posible cierre de las empresas básicas de Guayana para paliar el déficit energético?- Eso no tiene sentido. Hemos denunciado que las empresas de Guayana están técnicamente quebradas por razones como falta de materia prima, conflictos laborales y la desinversión, pero no porque consuman mucha electricidad. Es un disparate querer encubrir problemas de otra índole con la crisis actual de generación energética.
Creemos, sí, que debe haber un cronograma de racionamiento para las empresas del acero y el aluminio, pero ello no debe ser tomado para encubrir problemas mayores.
-¿Cuál sería la solución a esta coyuntura?- Antes que nada, el gobierno debe concertar con todos los sectores del país para buscar alternativas que ayuden a subsanar el déficit. No puede ser que decisiones que afectan directamente a los productores de bienes y servicios sean tomadas solo por el Ejecutivo y se conozcan cuando se anuncian en Gaceta Oficial.
Por otra parte, hemos sugerido alternativas como volver al antiguo huso horario, que nos ayudaría a ahorrar unos 630 megavatios de electricidad; establecer un cronograma de racionamiento consensuado con las empresas, para que puedan adecuar su producción a las horas de suministro; establecer metas de ahorro por sectores.