Cualquiera de estas situaciones puede ser un llamado de atención para analizar y decidir si continuar con la relación.
Es más la ausencia que la presencia
Al inicio de la relación y en el transcurso de la misma, sentías que cuando no estabas a su lado lo echabas de menos, lo extrañabas, siempre pensabas en él, pero ahora la ausencia es más notoria, pareciera que se hubiera vuelto un completo extraño. El tiempo que tienen para los dos está lleno de silencio y de miradas incómodas, aunque esté en cuerpo presente, su mente y su espíritu están muy alejados del momento que están compartiendo.
Hay muchos cambios en él
Antes disfrutaban el uno del otro como si fuera la última vez que se fueran a ver, ahora las cosas han tomado otro curso, lo que antes era sonrisas, buenos momentos, citas románticas, viajes, cafés, y películas se ha transformado en un fastidio constante que siempre termina en discusiones sin solución alguna.
Todo el tiempo quieres extrañarlo
Las ganas de verlo han disminuido notablemente, sin embargo, todo el tiempo permanece en tu mente, y extrañarlo es más reconfortante que verlo así sea cinco minutos de tu día. Este es uno de los factores más determinantes para darte cuenta que las cosas no andan bien entre los dos.
No tiene tiempo para ti
Esta es una alerta para que despiertes y te sientes a pensar si de verdad van hacia el mismo lado. Las excusas se convierten en el pan de cada día, y ya no estás incluida en ninguno de sus planes, por lo que sus amigos, el fútbol o dormir es su prioridad, dejándote en último lugar siempre. Compartir contigo ya no es importante.
Las demostraciones de afecto son nulas
Si ya no te abraza como antes, sus besos se sienten fríos y trata de evitarte para no intimar, algo está resultando muy mal. Cuando el amor se empieza a desvanecer, o está más ausente que presente es el momento de decir “no más”, al principio dolerá pero es mejor eso que estar detrás de quién ya no quiere formar parte de tu vida, enviándote señales para que lo dejes ir. Recuerda el adagio popular “Quien mucho se ausenta pronto deja de hacer falta”.
Dormir juntos ya no es un sueño es una pesadilla
Esta demostración de amor antes era lo mejor que podía pasarles a ambos, los abrazos eran constantes, los besos espontáneos y sus encuentros siempre terminaban en caricias y demostraciones sexuales, ahora, cada uno quiere su lado de la cama, pelean por las cobijas, y les fastidia hasta la respiración del otro.
Ya no se cogen de la mano en la calle
Cada vez es más notorio que el amor se les está acabando, cada uno camina por su lado, y aunque salen juntos a compartir son más importantes otras cosas como el celular, una llamada, o ver una revista. La atención empieza a perder el foco y la conexión que antes habían creado empieza a desaparecer lentamente.
No le importa que estés a su lado
Si están en una reunión familiar, o reunidos con algunos amigos, ya no eres su centro de atención, no te busca con la mirada y tampoco se interesa por saber hacia dónde te fuiste. Más que una pareja parecen amigos que se frecuentan en algunas ocasiones y que es indiferente si alguno permanece o se va.
Los besos ya no saben a lo mismo
Dicen que el beso es el lenguaje universal, y con toda seguridad lo sabes. Es la máxima expresión de amor hacia otra persona, sin embargo, hay momentos en los que los besos se transforman, pasan de cálidos a fríos, ya no hay emoción en los encuentros y acercarse parece una pesadilla sin fin.
Los encuentros semanales ya no le interesan
Si de perder el interés se trata, el hecho de que él no asista a sus citas semanales de cine o de café contigo, pueden chocarte tanto que empiezas a desilusionarte de una manera muy acelerada. Los cambios de planes de último momento, sus ausencias reiterativas y su “pereza” empiezan a demostrarte que la relación es contigo y con nadie más.
El sexo ya no es placentero
Este momento se ha convertido en una tortura, el deseo parece estar muerto, y los preámbulos ya no hacen parte de este cálido momento. Desnudarse ya no es divertido y el contacto dura unos pocos minutos. Pregúntate esto es ¿satisfacción o amor?
No existe comunicación entre los dos
No tener tema de conversación es algo muy preocupante en las relaciones de pareja y más si se reemplazan por gritos constantes, temas económicos o se sacan a relucir peleas del pasado. La incomodidad está servida en la mesa y el fastidio entre los dos se convierte en la base de algo que está roto y ya no va a volver a ser como antes.
No te presta atención
Tus proyectos ya no le resultan tan interesantes y su apoyo definitivamente no se ve por ningún lado. Lo que antes le parecía maravilloso, increíble e ingenioso ahora es aburrido, le resta tiempo y prefiere no tocar el tema con la frase célebre “¿Lo podemos dejar para después?”.
Tienes ataques de mal humor cuando ves parejas felices
Si tu relación está pasando por un pésimo momento es normal que sientas celos, nostalgia y extrañes lo que eran antes al ver parejas que están disfrutando de las mieles del amor, por lo que acudes a los reclamos, y a manifestar todas tus inconformidades conforme se te vienen a la cabeza, sin pensar en el grado de afectación que pueda ocasionarse en los sentimientos.
Tus amigos vuelven a aparecer en escena
Tu pareja ya no es tenida en cuenta para tus planes por su falta de tiempo, de interés, cansancio o por sus constantes retrasos para llegar a los sitios en donde van a divertirse o a pasar un rato agradable, por lo que sin consultarle has tomado la decisión de excluirlo de todo aquello que a ti te parece importante y relevante. Los espacios juntos empiezan a acabarse así como el amor.
Ya no es tu primer pensamiento
Antes la primera persona que se te cruzaba por la cabeza desde que abrías los ojos era él, cuando te pasaba algo emocionante o interesante no dudabas en llamarlo, ahora lo piensas dos veces para hacerlo, sientes que el nivel de importancia ha disminuido y que es preferible contarle tus cosas a alguna amiga o conocido.