Durante el 2016, 11.877 jóvenes fueron atendidos por problemas de salud emocional en las clínicas públicas dedicadas a tratar estos padecimientos.
Excélsior. Dos de cada 10 niños y adolescentes en la Ciudad de México sufren depresión, pero en la mayoría de los casos sus papás no lo saben porque no muestran señales vinculadas a este malestar.
Un grupo de investigadores de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, encabezado por Verónica Alcalá-Herrera, analizó a un grupo de 2.786 niños y adolescentes de entre ocho y 17 años de la Ciudad de México y encontró que 19,74% presentó sintomatología depresiva.
El objetivo del estudio, realizado en escuelas públicas y privadas de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, fue saber si había síntomas depresivos. Los indicios aparecieron en mayor medida en la etapa prepúber (púber: pubertad, primera fase de la adolescencia) que en los adolescentes (pospúber), señaló Alcalá-Herrera.
Lo grave, alertó, es que los niños con características depresivas no siempre manifiestan este padecimiento, pero suelen mostrarse irritables, desatentos y aburridos; la forma de expresar sus sentimientos no se relaciona con su conducta, ni reflejan su tristeza.
Por eso se dice que la depresión infantil se encuentra enmascarada. Sus señales suelen confundirse con otros desórdenes de la conducta y el diagnóstico es complicado”, dijo la universitaria.
Las manifestaciones “más específicas” aparecieron en los que ya pasaron la fase de la pubertad, quienes reportaron reactividad afectiva como llanto, tristeza evidente, baja autoestima, aislamiento, trastornos en el sueño y poco contacto con la familia o amigos.
En los prepúberes el afecto positivo (capacidad de disfrutar, alegría y optimismo) se mostró intacto, mientras que en los que ya pasaron la pubertad aparece disminuido, de modo que es más fácil detectar la depresión en estos últimos.
Tras el hallazgo de la depresión oculta en niños previo a la pubertad, la investigadora de la UNAM señaló que si no son atendidos podrían manifestar síntomas más severos después de esta fase hormonal, y si tampoco se le detecta la depresión, tienen alta probabilidad de ser adultos depresivos.
Aclaró que este problema mental suele confundirse y decir que “está depre”; sin embargo, es un trastorno “en el que la persona no puede resolver la situación, porque su mente está obstruida por pensamientos negativos y pesimistas”.
Los afectados
Durante 2016, 11.877 jóvenes fueron atendidos por problemas de salud emocional en las clínicas públicas dedicadas a tratar estos padecimientos.
Los problemas emocionales fueron la primera causa de atención, con 2.422 casos, seguida por los problemas familiares, con 2.065 y en tercer lugar los conflictos escolares, con 1.745.
Dentro del universo de pacientes que acudieron a alguna de las cuatro clínicas de salud emocional en la Ciudad de México, 7.008 son mujeres y 4.869 hombres.
Otro punto que afecta a la salud emocional de los jóvenes en la Ciudad de México son los problemas en la relación de pareja, con 966 casos. En este ámbito, las intervenciones de Injuve a través de adolescentes capacitados lograron que 455 personas que se presentaron en las clínicas con tendencias suicidas se hayan recuperado.
El modelo de atención de joven a joven, con un promedio de 10 sesiones para remitir la inestabilidad emocional, es parte de la estrategia Salud, Balance y Bienestar Joven, que llamó la atención de líderes políticos integrantes de la Campaña Global de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De los pacientes atendidos, 6.899 acudieron a la sede de Venustiano Carranza, donde también se atendió a jóvenes de Puebla, Chiapas y el Estado de México, seguido por la de Gustavo A. Madero con 2.019 pacientes, Iztacalco, con 1.039 e Iztapalapa, con 1.016.