Sea muy cuidadoso con cuáles decisiones toma cada día, para que sean las más relevantes para sus metas, y no gastar muchos recursos en las menos relevantes.
Por Naisa Gormaz, académica y directora de Programas de Liderazgo UAI Corporate en la Universidad Adolfo Ibáñez. Comienza un nuevo año, donde podemos planificar lo que queremos y lo que debemos hacer para lograr nuestras metas, por ejemplo, trabajar en proyectos nuevos o adquirir nuevas capacidades. Pero hay un elemento crucial necesario de considerar al planificar, y que las neurociencias han comenzado a iluminar: nuestro cerebro y cómo funciona, con sus potencialidades y también sus limitaciones.
Según el Dr. David Rock -experto en neurociencias y liderazgo- los procesos mentales cruciales para realizar una actividad dependen del área cerebral llamada córtex prefrontal (CPF). Lugar que aloja las funciones cognitivas más complejas, que planifican y regulan nuestra conducta, de modo de coordinar nuestros pensamientos y acciones en concordancia con nuestras metas internas.
Dichos procesos mentales son comprender –generar mapas que ilustren la información nueva, y conectarlos con el conocimiento ya adquirido-, memorizar –almacenar datos como ‘mapas’ en la memoria de largo plazo (MLP), recordar –buscar en múltiples mapas en MLP, activando los relevantes-, decidir –activar y comparar entre sí un conjunto de mapas y elegir uno-, e inhibir –no distraerse con elementos irrelevantes.
Cada uno de estos procesos usa una enorme cantidad de ‘energía mental’ (glucosa y oxígeno). Pero dicha energía es limitada y disminuye a medida que la usamos. Por tanto, nuestro cerebro trata de gastar la menor cantidad posible.
Uno de los procesos que gasta el mayor monto de energía mental es priorizar –parte del proceso de planificar-, pues usa todos los procesos mentales aludidos: recordar, comprender nuevas ideas, considerar diferentes escenarios posibles a la vez, comparar y tomar decisiones, sin distraerse (inhibición). Ello nos permite entender por qué cuando queremos planificar qué vamos a hacer en este nuevo año, o semana, nos cuesta tanto hacerlo.
Lo que nos lleva a un punto crucial, que es conocer y respetar las limitaciones de nuestro cerebro, buscando formas de usar estos escasos recursos mentales en nuestro beneficio. A continuación, algunas sugerencias.
- Dedique dichos recursos mentales a temas realmente importantes, como planificar y priorizar –pues la falta de ellas nos hace más vulnerables a terminar haciendo lo más urgente y ‘apagar incendios’. Para ello defina un tiempo para hacerlo, cuando esté lleno de energía –por ejemplo, en la mañana. También, durante el año, reserve en cada semana un tiempo para planificar la siguiente.
- Escriba en un papel todos los proyectos importantes que quiere realizar en el año, y después clasifíquelos según nivel de importancia (elija 7 u 8). Defina gruesamente las fases de cada proyecto, tal como aprender un idioma: definir las opciones existentes (por ejemplo, curso presencial o virtual), costos y periodicidad. Y reserve, desde ya, espacio en su agenda.
- Sea muy cuidadoso con cuáles decisiones toma cada día, para que sean las más relevantes para sus metas, y no gastar muchos recursos en las menos relevantes –por ejemplo, decidir cada mañana qué ropa usar, o cuál mail responder primero. Evitando así la ‘fatiga de decidir’, dónde tomar muchas decisiones reduce la capacidad posterior de tomar buenas decisiones. Es adecuado tomar con antelación las decisiones que sea posible: planificar antes la agenda semanal o elegir el vestuario la noche anterior.
Como hemos visto, nuestro cerebro posee sistemas prodigiosos que nos permiten realizar actividades muy sofisticadas en un mundo cada vez más complejo. Pero dichos sistemas tienen también limitaciones a considerar, de modo que nos permita coordinar de la mejor forma nuestros pensamientos y acciones en concordancia con nuestras metas internas más importantes para este año que comienza.
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