Ciertas rutinas que parecen de lo más normal en la mañana, pueden estar perjudicando tu trabajo.

A veces, simples rutinas se convierten en hábitos. Son esas mismas prácticas las que tarde o temprano se convertirán en tu peor enemigo. No te darás cuenta hasta que tu productividad mermará hasta que sientas que algo está pasando.

Sobre esto trata un reciente artículo de Business Insider, donde enumeran los tres hábitos nocivos.

1. Revisar notificaciones.

Si agarras tu teléfono celular por la mañana y lo primero que haces es revisar tu correo electrónico, ver Facebook y Twitter, probablemente crees que estás haciendo algo positivo, porque te estás poniendo al día antes de llegar a la oficina. Sin embargo, el revisar tus correos no leídos sin tener oportunidad de hacer ni de responder nada, sólo te causará estrés. Además, leer las notificaciones, te guste o no, es una distracción y lo más probable es que pierdas mucho tiempo en eso. Junto con hacerte perder tiempo, te sobreestimulará.

2. Manejar hasta tu trabajo. 

En lugar de que te vayas en auto a  tu trabajo, puedes considerar otras alternativas de transporte que te permita trabajar durante el trayecto.

Si el transporte público no es lo tuyo, podrías compartir tu auto y así alternar la conducción con otra persona.

Si no puedes tener esa opción alternativa de transporte, es posible descargar audiolibros y aprender algo nuevo. También puedes grabar las reuniones y reproducirlas.  

3. Encargarse de tareas fáciles por la mañana. 

Esto parece eficaz y tiene sus razones, ya que en las primeras horas del día hay más energía. Por lo general, hacer esta clase de tareas es recomendable para llevar a cabo una especie de calentamiento: empezar con el trabajo fácil para luego encargarse de lo difícil. Pero como ya dijimos, sería óptimo si hicieras todo lo contrario, dejar lo más complicado para la mañana, cuando tienes las energías necesarias, y lo complicado al final del día cuando baja el rendimiento.

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