Al parecer, pasamos más tiempo pensando que actuando.
Todo el tiempo estamos tomando decisiones. Piensa: ¿en qué casos lo haces rápidamente y en que otros das más vueltas?
Si pensamos cual será la razón que muchas veces nos cuesta tanto tomar decisiones, porque nos pasamos el tiempo dudando y no actuamos.
En el ejercicio que te propongo hoy podremos empezar a descubrir cuatro pasos que te permitan sacarte la duda y elegir la opción adecuada.
El primer paso y quizá el más importante es que te detengas y pienses en el objetivo donde quieres llegar y por el cual necesitas tomar la decisión, no lo pierdas de vista.
Segundo paso, piensa para qué te sirve, qué es lo correcto de tomar esa decisión para tu objetivo y luego observa qué es lo incorrecto si tomaras esa decisión para tu objetivo.
Y tercero; haz las mismas preguntas del paso anterior, tantas veces como alternativas tengas, es decir, con cada una de las opciones, y presta mucha atención de no enfrentar las opciones, sino observa lo correcto o lo incorrecto de cada una.
Cuarto y última, confía en ti y empieza a decidir por aquella que más te acerque a tu objetivo, sin sentir que descartas las otras, sólo en éste momento estás eligiendo la opción que más puede acertar y que más necesita tu objetivo
Cuando dudo es porque tengo la necesidad de que la opción que tome sea la decisión correcta, la necesidad de que salga bien. No puedes perder de vista con respecto a qué es correcto o no lo es esa alternativa.
Por ejemplo cuando llegas a un lugar desconocido, después de buscar y averiguar muchas alternativa para llegar, te decidiste por la que considerabas más adecuada, y al llegar alguien te dice que hay una camino que es más directo del que tomaste, pero que no figura en el gps, bueno, ésta es una nueva información, que no tenías cuando tomaste tu ruta, entonces quiere decir que con la información que disponías, tomaste la mejor decisión para llegar al lugar que necesitabas llegar...
Te animas al ejercicio... atrévete, ¡comienza a decidir!
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