Quizá no te has dado cuenta, pero puede que estés viviendo sólo para tu trabajo.
Entendemos que quieres ser competitivo y resaltar en tu trabajo, sobre todo con el escenario económico y laboral que hay que enfrentar. Pero, es importante que sepas que existen lo límites y que tarde temprano una rutina propia de un adicto al trabajo no te trará nada positivo.
Pero, ¿cómo saber si te estás sobreexigiendo? A continuación, una lista con algunos signos, de acuerdo con Business Insider.
1. Tu trabajo absorbe tu tiempo libre. Si ya no recuerda cuándo te tomaste una cerveza con tus colegas o amigos o te reuniste con tu familia, por haber estado haciendo tareas de trabajo fuera del horario de oficina, es obvio que algo está mal. Una cosa es trabajar en casos urgentes y por asuntos puntuales, pero otra es hacer de esto una rutina.
2. Cargas con todo solo. Propio de las personas perfeccionistas, si sueles llevarte todo el peso del trabajo y no confías en que nadie más lo hará bien, terminarás con sobrecarga de trabajo. El problema es que no puedes hacerlo todo solo. Tienes que saber pedir ayuda y aprender a delegar.
3. Tus metas son acerca del trabajo. Independiente que ames tu trabajo, te sientas a gusto con éste y te proyectes ahí, no puedes hacer de éste la única razón de vida. Si tus metas sólo están relacionadas con tu empleo, dejando de lado propósitos que involucran a tu familia o pasatiempo, puede que estés dando demasiado de ti y dejando una porción relevante de tu vida fuera.
4. Tu mente está siempre en modo trabajo. Una cosa es que te lleves algunas veces trabajo a tu casa, pero como ya se ha mencionado no es normal que sólo vivas para tu empleo. Si te sorprendes recordando una presentación que tuviste mientras recorres un parque o hablas con tus amigos anexos a la oficina lo bien que le está yendo a la empresa en la que trabajas, es obvio que estás pensando demasiado en tu vida laboral. Relájate.
Foto: Unsplush.