Esta es una de las situaciones que más preocupa a los candidatos cuando se enfrentan a un diálogo en el que tienen que convencer al reclutador que son la persona indicada para el puesto.
Son varios los asuntos que se tratan en una entrevista de trabajo en el que los seleccionadores buscan conocer en profundidad al candidato. Desde explicar logros profesionales anteriores, tareas y responsabilidades, hasta cuestiones de la personalidad como capacidad de comunicación, trabajo en equipo, etc. Una práctica recomendada es informarse en profundidad de la actividad de la organización, mercados en los que operan, número de empleados, presencia en medios sociales y, no olvidemos, conocer sus valores corporativos.
Pero sin duda hay una pregunta clave en este proceso que suele resultar la más controvertida. ¿Qué debo responder cuando me preguntan por mis expectativas salariales? En líneas generales, la respuesta correcta es demostrar que, con independencia del sueldo, estamos interesados por el proyecto, en especial en aquellos casos en los que estamos intentando acceder al mercado laboral por primera vez.
Sin embargo, hay momentos dentro de nuestra carrera profesional en los que tenemos hablar directamente del salario que esperamos recibir, y aquí las habilidades de negociación de los candidatos adquieren un papel primordial.
Soy el candidato ideal
Para negociar, las personas inmersas en procesos de selección deben demostrar que son los profesionales que la empresa está buscando, y que su incorporación al equipo humano significará un valor añadido para la organización. Aquí los logros profesionales adquiridos en experiencias pasadas serán los grandes aliados.
Si por ejemplo la banda salarial que ofrece la compañía se sitúa por debajo de lo esperado, se recomienda evitar rechazarla de entrada y poner todos los esfuerzos en proponer su aumento.
En esta fase, también se deben tratar aspectos no económicos que también suelen interesar a los candidatos. Entre ellos encontramos la flexibilidad horaria, las posibilidades de desarrollo, etc. y, en general, todo lo que mejore la condiciones laborales al margen del salario.
Es más, en los últimos años la negociación “no económica” ha adquirido cada vez más peso sobre todo en las nuevas generaciones, porque los profesionales de hoy están comenzando a valorar aquellos beneficios que les permita tener equilibrio entre su vida personal y la laboral.
Entonces, ¿cómo negociar mi sueldo?
1. Deja siempre para la fase final este asunto, siempre y cuando no lo haya planteado el reclutador con anterioridad. La negociación se debe hacer una vez el candidato se encuentra en la etapa final del proceso.
2. Nunca rechaces sin más la primera propuesta: si no cumple las expectativas, pero el puesto nos interesa, se deberá entonces negociar los aspectos no económicos, y las posibilidades de un futuro aumento de remuneración. Aquí hay una pregunta clave: ¿qué necesitarían para que en seis meses o en un año pueda cumplir alcanzar mis objetivos económicos?
3. Averiguar cuál es la banda salarial del mercado laboral por un puesto similar, en ese determinado sector, y según tu experiencia y valía.
4. Demostrar interés y motivación por el puesto ayudará a alcanzar una buena negociación.
Así mismo, si se negocian bonos de productividad es necesario dejar por escrito aspectos como los parámetros que determinan si el bono se hace efectivo o no y su frecuencia.
“Sin duda uno de los temas más complejos de abordar en una entrevista laboral es el sueldo. La respuesta por supuesto variará según nuestra experiencia profesional y situación, pero lo importante siempre es responder con confianza demostrando nuestro compromiso por el proyecto”, comenta Javier Caparrós, director general de Trabajando.com España y HR-Consulting.
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