El experto Jim Hemerling entrega cinco preceptos estratégicos para transformar la visión negativa del cambio organizacional.
Todo cambio requiere esfuerzo, dedicación y constancia para obtener resultados. Pero no todas las transformaciones son positivas, lo tenemos claro, sobre todo cuando por circunstancias de la vida nos imponen nuevos rumbos en determinados aspectos, los que muchas veces no son de nuestro agrado.
Pero empecemos por los cambios positivos. No hay nada mejor que relatar algún acontecimiento que haya requerido un cambio y con resultados exitosos. El entusiasmo y los cambios emocionales positivos son evidentes a tal punto que nos vuelve a motivar la opción de buscar otro proyecto que nos genere ojalá la misma sensación.
¿Te desafiaste a correr una maratón, retomar algún antiguo hobby o aprender una nueva habilidad? Si lo lograste, lo más probable es que haya repercutido en tu interior y sacó lo mejor de ti. Pero, las transformaciones no ocurren únicamente en el ámbito personal, sino que también en el mundo laboral. Y claro está, no nos afecta de la misma manera, teniendo en cuenta que gran parte de nuestro tiempo es consumido por la rutina laboral.
Según el experto en cambio organizacional, Jim Hemerling, estamos frente a una era de transformación permanente donde las empresas están en constante necesidad de adaptarse debido a la globalización, los avances tecnológicos y otros factores.
Los cambios son difíciles y muchos se resisten a pasar por este proceso, sobre todo cuando son forzados a hacerlo. Ante esta situación algunos de los motivos de resistencia al cambio son: la posibilidad de ser despedidos, la incomodidad de tener que cumplir con deberes adicionales, la incertidumbre a los “nuevo” y el resentimiento por un posible aumento de control.
Todo esto resulta más agotador aún si nos referimos a la actitud que pueden tomar los líderes. Según Hemerling, los jefes esperan mucho para actuar, se centran en resultados a corto plazo o solo se enfocan en hacer negocios tan pronto como la crisis termine.
Tal como menciona este experto en una de sus charlas TED, existen cinco preceptos estratégicos para transformar la visión negativa del cambio organizacional. Pero para que el resultado sea estimulante, el enfoque debe estar puesto en las personas.
1. El propósito. Si una empresa busca un cambio debe inspirar a quienes trabajan en ella a través de un propósito que esté conectado con un sentido y logre la motivación de la gran mayoría. Los objetivos financieros y operaciones sólo generan estusiasmo a nivel gerencial.
2. Un objetivo global. El segundo precepto es buscar una transformación que logre un cambio total. Los cambios suelen provocar la reducción de personal, pero eso no logrará llegar a las metas en un periodo menor. Más que hacer recortes, es necesario pensar en iniciativas que promuevan el crecimiento con medidas que cambien la manera en que la empresa opera.
3. Capacidades para el cambio. Si ante una transformación quieres poner a tus trabajadores en primer lugar entonces debes prepararlos con lo necesario para que el cambio resulte exitoso. Un buen líder debe estar seguro de estar proporcionando las habilidades y las herramientas correctas no sólo para ese periodo en particular, sino para lo que sigue.
4. Cultura de aprendizaje. Siguiendo con lo anterior, la cuarta regla es la capacitación continua. En este punto Jim Hemerling ejemplifica con el caso de Microsoft, cuando Satya Nadella se convirtió en CEO en febrero de 2014.
De esta forma, se inició una transformación para lograr un nivel competitivo a nivel global. Esto provocó cambios profundos a tal punto que la cultura se vio comprometida. Es por eso que Nadella centró su liderazgo entorno a una mentalidad abierta y de crecimiento, logrando sacar lo mejor de las personas.
5. Líderes claros. En un cambio interno, la función de los directivos es tener una visión clara y un plan de acción dirigido a las personas para que se sientan incluidos en este proceso y así lograr un compromiso en el logro de resultados.
Un caso ejemplificador que relata Hemerling es el triunfo que obtuvo su equipo de básquetbol de San Francisco, en el que indica como principal responsable a su entrenador Steve Kerr. Cuando él llegó a Los Warriors, el equipo no había lgrado obtener un triunfo desde 1975.
Kerr explica que llegó con una visión clara y se comprometió con los jugadores a tal punto que solicitó sugerencias abriendo un debate de ideas valiosas. Cuando el equipo llegó a la final del campeonato en 2015, el entrenador tomó la decisión de cambiar la alineación inicial, un movimiento arriesgado pero que logró finalmente el triunfo. Y lo más curioso, es que la idea no fue de Keer sino de un asistente, que no solo escuchó, sino que implementó y le dió el crédito de la victoria.
En una era como la que estamos viviendo actualmente, la transformación permanente de las organizaciones es inevitable. Ahora, no tiene por qué ser un proceso agotador y el enfoque será responsabilidad de quienes lideran las empresas y dependerá de ellos la actitud que tomen los trabajadores frente a los temidos cambios. Lo fundamental será poner a las personas en primer lugar.
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