Hay muchos factores que van tensionando al profesor y van determinando que éste vaya trabajando en peores condiciones psicológicas y de salud al enfrentar una labor cada vez más exigente.
Actualmente, en medio del contexto de Reforma Educacional, hay cada vez más exigencia a nivel de calidad docente, pero nadie se hace cargo de las tensiones que vive el profesor. Así lo plantea la destacada Dra. Amanda Céspedes, miembro del directorio de Educación 2020 y experta en educación y neurociencias.
“A esto le llamamos el elemento oculto de la efectividad docente. Ningún profesor puede tener calidad docente si no está sano. Y es imposible que el profesor esté sano hoy en tiempos de crisis”, destacó en el contexto de un seminario sobre Salud Integral del Profesor realizado en la Universidad San Sebastián.
“Hay muchos factores que van tensionando al profesor y van determinando que éste vaya trabajando en peores condiciones psicológicas y de salud al enfrentar una labor cada vez más exigente”, dijo.
Frente a esta realidad, Céspedes mencionó los principales factores de estrés y angustia que alteran la salud de los profesores en Chile, los síntomas y las opciones existentes para sanar. “Este es un fenómeno mundial que puede mejorar. Chile no está exento, pero se debe hacer cargo porque la escuela es el único lugar y la única situación a nivel universal que es obligatoria. Por la escuela donde deben pasar todos”, insistió.
- SIMCE. Los sistemas de medición de logros en aprendizaje, como SIMCE, han contribuido a tensionar enormemente al profesor, porque lo carga con una responsabilidad que antes se daba por añadidura. Factores que pueden ser sociales, como la pobreza, la disfunción familiar o violencia, hacen que el alumno rinda poco y se culpabiliza al profesor.
- Factores externos. El profesor es culpabilizado permanentemente y no se ve que hay otros factores incidiendo: el número de niños por aula, la cero colaboración de las familias en la formación del alumno, el boicot de lo que hacen las familias a lo que le enseñan en el aula, etc.
- Inclusión. La facilidad irresponsable en que las autoridades han incorporado el concepto inclusión. Se habla de que las aulas deben ser inclusivas, que los profesores deben trabajar con la diversidad de niños que llegan al aula, pero no se les ha preparado a los profesores, no se entregan las herramientas ni se ha dimensionado la magnitud de esto. Por ejemplo, en un aula de 45 alumnos, es imposible que un profesor trabaje con eficiencia.
¿Cuáles son los síntomas y cómo sobreponerse?
Cuando un profesor empieza a distanciarse afectivamente de los alumnos, cuando empieza a alejarse profesionalmente de su labor, cuando le es indiferente que aprendan o no, y entra en un estado de apatía, de frialdad afectiva, entonces hay que preocuparse y principalmente, ocuparse del tema. Además, destaca Céspedes que esto también se puede reflejar en enfermedades, que fácilmente se confunden con simples bajas de defensas. “Es muy preocupante porque actualmente, dos de cada tres profesores llevan consigo enfermedades que tienen relación con el agobio laboral. Van al médico, pero no relacionan sus síntomas con la enfermedad que es el agobio”, cuenta.
Ante estas circunstancias, existen recursos internos para poder mantener una buena salud. Se trata de las herramientas que la experta recomienda para enfrentar esta realidad que envuelve a tantos docentes del país:
1. El oficio lateral. El profesor, además de ser profesor, debiera tener otra actividad que lo apasione -que idealmente no sea remunerada-, donde se vuelque y se encuentre a sí mismo. Puede ser la jardinería, las luchas sociales, la cocina, etc.
2. El cultivo de la naturaleza y las artes. Aficionarse a escuchar música o hacer música es algo común entre los profesores y que realmente hace muy bien. El encuentro con la naturaleza es siempre recomendable. Hoy se habla que en una sociedad enferma, la clave es naturalizar la vida. Que te llenes de plantas o animales para que, de alguna manera, la naturaleza vaya al rescate.
3. Conocerse a sí mismo. Nada lo puede sanar si el profesor no parte buscando en su interioridad. El primer paso es conocerse a sí mismo, buscar en los propios recursos y después pedir ayuda de manera conservadora.
4. Tiempo. La responsabilidad es individual, pero también colectiva, porque para sanar se necesita tiempo y por ello, debe haber conciencia a nivel país y a nivel de cada organización educacional donde participen los profesores. Y este tiempo se debe saber racionalizar.
5. No ocultar el problema con remedios. Aliviar la ansiedad y la depresión a través de los psicofármacos es muy peligroso porque el profesor comienza a subir las dosis y a automedicarse. En el fondo, tomar este camino es como poner una cortina a esta situación para no verla, pero sigue ocurriendo.
Una vez que un profesor agobiado comienza a hacer uso de estos recursos, entra en el “círculo virtuoso de la protección activa”. Así lo plantea la doctora y directora de Educación 2020. “Cuando el profesor comienza a conocer sus recursos internos, los activa, los irradia y los alumnos los reciben. Cuando se usa el buen humor para sanar, por ejemplo, también se proyecta en la sala de clases”, describe.
Estos síntomas del sistema educativo en Chile y las herramientas que se pueden utilizar para que los profesores, principales agentes interpelados para mejorar la calidad de la educación, fueron expuestos en el seminario “Salud integral del profesor: el elemento oculto de la efectividad docente”, realizado en la Universidad San Sebastián.
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