Este tipo de liderazgo se basa en una relación donde el trabajador recibe una gratificación por realizar algunas tareas solicitadas por el líder.
Las empresas en su búsqueda por incrementar la productividad y motivar a sus empleados recurren a liderazgo como la herramienta para resolver sus problemas. Liderazgo participativo y carismático, son sólo alguno de ellos. Sin embargo, el liderazgo transaccional, basado en una relación en la que un trabajador recibe una gratificación por realizar aquellas tareas que un líder le pide, está siendo cada vez una opción para las compañías.
En ese sentido, EAE Business School y Harvard Deusto, publicaron un artículo en su blog Retos Directivos, con los beneficios de este tipo de liderazgo.
1. Efectividad: El líder no se detiene en cuestiones que no tengan que ver con las labores que ha delegado en su colaborador. Esto resulta especialmente útil cuando se trata de proyectos a corto plazo.
2. Cumplimiento: Como el énfasis está puesto en los resultados del proceso, el liderazgo transaccional garantiza el cumplimiento de objetivos, tareas, plazos, tiempos y condiciones.
3. Recompensas: Aunque la principal motivación del trabajador es obtener la remuneración que ha sido establecida en su contrato, este modelo supone un buen nivel de productividad y rendimiento.
4. Alineación: Tanto los recursos como las tareas están alineados en torno a un mismo objetivo. Al tratarse de un modelo basado en una única autoridad, no hay lugar para la dispersión ni la diversidad de criterios.
5. Supervisión: Al líder transaccional le interesan los resultados y, como tal, realiza un seguimiento y monitoreo permanente de las labores delegadas. Sólo interviene cuando es necesario aplicar correctivos.
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