Comparado con el Golf R, el 500 R es más ancho debido a la instalación de ejes de aluminio seis centímetros más amplios.
Si tiene dinero y busca un auto de altas prestaciones, el Golf 500 R, retocado por la firma alemana Oettinger, le sorprenderá.
Este es uno de los Golf más poderosos del planeta; no es una simple preparación mecánica y estética, sus características lo convierten en un devorador del asfalto.
Para lograr el cero a 100 km/h en 3.4 segundos y empujar la aguja del velocímetro por encima de 300 km/h, los ingenieros de Oettinger reemplazaron el motor L4 2.0 litros de serie por un L5 2.5 litros más vitaminado.
Las entrañas de la bestia
Mediante algunas modificaciones en el turbocargador, sistema de inyección y escape, el cinco cilindros entrega a las cuatro ruedas 518 caballos de fuerza a partir de las seis mil 100 vueltas del motor y un torque de 501 libras-pie de torque desde las tres mil 600 rpm. Está acoplado una caja manual de seis velocidades.
Si la potencia del propulsor no te convence y tu billetera lo permite, puedes elegir paquetes con 600, 650 y 750 caballos de fuerza.
Su postura robusta y agresiva proviene de un paquete estético confeccionado en fibra de carbono (fascias, salpicaderas, faldones, spoiler y difusor delantero) que recuerdan a un coche del DTM.
Comparado con el Golf R, el 500 R es más ancho debido a la instalación de ejes de aluminio seis centímetros más amplios. La distancia entre ejes creció casi un centímetro.
Para dominar a la fiera, el 500 R incluye un sistema de frenos de disco de alto rendimiento mordidos por pinzas de seis pistones. ¿La cereza del pastel? Rines de 20 pulgadas de cinco brazos en negro brillante con detalles en naranja.
En el interior, el ambiente de las carreras está presente en los asientos tipo cubo forrados en alcántara y cuero, además de detalles color naranja que contrastan con el volante y el pomo de la palanca de cambios.
Con tremendas prestaciones, este misil alemán promete pisarle los talones a rivales de la talla del Nissan GTR.