La gestión del tiempo empieza desde el momento en que concebimos una actividad. Si lo hacemos acertadamente, podemos incluso anticiparnos a lo que puede suceder durante el proceso.
Si hay una excusa recurrente en las empresas es la falta de tiempo. Sin embargo la solución no está es más horas, sino en cómo se administra el tiempo.
A continuación le dejamos algunos consejos publicados por EAE Business School en su ebook "Productividad personal: Claves para aumentar el rendimiento profesional".
1. Cuidacada parcela de tu vida: Todos pertenecemos a diversos entornos. El trabajo, la casa, el ocio, el desarrollo personal, la salud y la pareja son aspectos que merecen su debida atención. Por supuesto, algunos de ellos tienen mayor peso en nuestras vidas. Si sabes separarlos y dedicar a cada uno el tiempo que requieren, habrás ganado mucho.
2. Identifica tus puntos fuertes: Nadie mejor que tú para saber cuáles son tus habilidades y talentos más significativos. La productividad individual también nace del hecho de conocerse a sí mismo y actuar en consecuencia. ¿O es que acaso aspiras a triunfar en aquello que no eres bueno?
3. Anticípate a los hechos: La gestión del tiempo empieza desde el momento en que concebimos una actividad. Si lo hacemos acertadamente, podemos incluso anticiparnos a lo que puede suceder durante el proceso. Si no, tendremos que detenernos en aquello que no habíamos previsto, con lo cual habremos caído en una mala gestión de los plazos.
4. Planta cara a los ladrones de tiempo: La falta de previsión no es el único enemigo de una buena gestión. Los denominados «ladrones de tiempo» están al acecho: interrupciones, improvisación, labores simultáneas, procrastinación, pesimismo, desorden y escasa delegación, son algunos de los más importantes. No debes sucumbir a su influjo; plántales cara aplicando soluciones para cada uno.
5. No postergues; hazlo ahora: Las tareas que se postergan son un arma de doble filo. Por un lado, se acumulan una tras otra; por el otro, pierden el grado de continuidad que les correspondía durante los procesos. Si puedes hacer algo ahora, hazlo sin pensarlo; de lo contrario, déjalo para más adelante. Al abrir tantos frentes, es probable que nunca los cierres.
6. No renuncias a lo que has empezado: Antes de iniciar algo, asegúrate de que quieres acabarlo. No hay nada peor que un trabajo a medias. Quizá la clave esté en elementos como la disciplina, la continuidad, la atención y la dedicación. Recuerda que la eficiencia consiste en alcanzar los objetivos que te has trazado al inicio, lo cual requiere emplearse hasta el final.
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