El hostigamiento y las agresiones no solo dañan la autoestima, el estado anímico y la productividad, sino que también influye en el ambiente de trabajo general de una empresa o institución.
Son muchos los empresarios, gerencias, jefaturas y supervisores que se preguntan cuáles son las formas de prevenir y manejar el maltrato laboral, que se entiende como agresión u hostigamiento del empleador al trabajador o entre pares.
Ante esto, Emilio Fernández, socio y fundador de la consultora Smart Change, dice que “este fenómeno tiende a darse con más frecuencia en las organizaciones jerarquizadas más que en las horizontales, es decir, en aquellos lugares donde hay mayores obstáculos para acceder a hablar con el jefe del jefe. También, tiende a ser más repetitivo en aquellos ambientes de trabajo con comunicaciones restringidas, generalmente horizontales, donde no se han aplicado prácticas de políticas de puertas abiertas”, comenta el especialista.
Y agrega que este tipo de conductas no sólo dañan la autoestima, estado anímico y productividad de los colaboradores directamente afectados, sino que también influye en el ambiente de trabajo general de una empresa o institución.
Es por lo mismo que la recomendación es que las organizaciones cuenten con políticas bien definidas y claras para sancionar este tipo de conductas y que las jefaturas, que son los representantes o la cara visible de ellas, sean las primeras en dar el ejemplo en esta materia.
El experto manifiesta que varias son las situaciones que ayudan a evitar los casos de maltrato en el trabajo. Algunas de ellas son:
- La legislación existente, las políticas organizacionales, los códigos de ética y los protocolos conocidos por todos, ya sea en materia de maltrato, discriminación, acoso sexual, etc.
- El desarrollo de habilidades de liderazgo en quienes ejercen autoridad. No hay que olvidar que nadie nace sabiendo ser jefe, al igual que para ser padre.
- La práctica organizacional de puertas abiertas. Esto facilita que una persona pueda hablar con el jefe del jefe.
- Establecimiento de metas y objetivos ambiciosos, pero alcanzables.
- Comunicación abierta, fluida y frecuente.
- Trabajo en equipo y colaborativo entre áreas.
- Prácticas o mecanismos adecuados para manejar los conflictos.
Entre los factores de riesgo están un inadecuado diseño de los puestos de trabajo; la falta de definición de roles, funciones y tareas de cada persona; falta de reconocimiento de los empleados por parte de la organización o quienes ejercen autoridad; poca participación de los trabajadores en la toma de decisiones; lugares de trabajo con exposición a altos niveles de exigencias y presiones; e inexistencia de políticas sancionadoras de las direcciones de la organización para este tipo de conductas.
Si en una empresa o institución ya se están viviendo situaciones de maltrato laboral, Fernández aconseja intervenir. Es decir, actuar considerando tres fases: diagnóstico, intervención Individual e intervención organizacional.
“En la primera etapa o de diagnóstico, se entrevistan a las víctimas, a los otros integrantes (testigos) para que cuenten su visión externa del problema y a aquellas personas que ejercieron maltrato para tener también su versión. En la fase dos o de intervención Individual se realiza psicoterapia para los casos más severos y se abordan los factores personales que facilitan el maltrato o abuso”, señala.
Finalmente, en la etapa tres o de intervención organizacional se debe realizar una capacitación, especialmente, a quienes ejercen autoridad (gerentes, subgerentes, jefes o supervisores) en materias de legislación, código de ética, protocolos, normativas y responsabilidad legal respecto del maltrato.
“Asimismo, se deben llevar a cabo acciones para desarrollar habilidades de liderazgo; clarificar los roles, responsabilidad por resultados, KPI´s y metas; delegar actividades o tareas conforme con las capacidades, responsabilidad y nivel del cargo; realizar evaluaciones de clima, compromiso y factores psicosociales anualmente, para contar con al menos un indicador, garantizando a privacidad de ellas; y desarrollar el trabajo en equipo y confianza dentro de la organización, que permita comunicaciones abiertas y fluidas”, puntualiza.