El aprendizaje explorativo y autodidacta será fundamental en la vida laboral de nuestros hijos. Sin embargo, hay que tener algunos cuidados.
Por Virginia Cabrera Nocito para Think Big. Me encanta ver a mis hijos sentados al ordenador haciendo los deberes, porque aun amante del ejercicio en el cuaderno, disfruto al verles bucear investigando con naturalidad en esta enciclopedia del siglo XXI que es Internet. Creo que el aprendizaje explorativo y autodidacta será fundamental en su vida laboral, así es que aprovecho cada oportunidad para enseñarles a manejarse. Y esto incluye hacerles saber que cortar y pegar a troche y moche, es una mala praxis.
Vale, ahorra tiempo. Y entiendo que también haya padres para quienes minimizar el rato de deberes sea prioritario. La eficiencia incluye por descontado aprovechar caminos ya recorridos por otros. Pero de ahí a dejar que entre Google y la Wikipedia les hagan a pachas los deberes, hay un mundo. Cortar y pegar sin más no mola, porque nos hace más tontos y más vagos. A todos, aunque quizás los papás ya no tengamos remedio.
Será porque nosotros también lo vivimos como práctica habitual en nuestros trabajos. Me temo que cuando, ante una nueva tarea, no dudamos en preguntar “si alguien tiene algún modelo que pasar” no somos conscientes del daño que hacemos, a la empresa y a nosotros mismos. Porque este genial invento de un programador de Xerox que pretendía mejorar su productividad ahorrando tiempo al escribir código, se está revelando como una bomba de efecto retardado.
Internet es una potente herramienta laboral y educativa, así que no la conviertas en el paraíso del cortapega fácil y rápido. Nos estamos pasando de rosca. Leo con estupor como la Universidad Francisco de Vitoria detectó en los trabajos de investigación encargados a sus estudiantes que 6 de cada 10 contenían más de un 40% del texto literalmente copiado de webs. No desaproveches la ocasión para enseñar a tus hijos que internet es una estupenda fuente en la que beber, pero que deben construir con lo que lean su propia historia.
1. Porque no copiar es la única manera de obligarnos a leer en profundidad. Os sorprenderían las frases que llegan a cortapegar y que muchas veces no son ni mínimamente inteligibles. Yo misma me preocupé ante el “pesimismo existencial” de mi hijo de 10 años aunque en seguida me tranquilicé al ver que “se observaban ecos surrealistas y la influencia de Kafka”. ¡Uf!. La copia va en contra de cualquier pensamiento crítico o reflexivo.
2. Porque redactar, a mano o a máquina, ayuda a organizar y a fijar conceptos. Cuando escribimos, dejamos de resolver con un clic para obligarnos a fijar la atención, una capacidad difícil de desarrollar en estos días. Y nos obligamos a estructurar lo que estamos leyendo para poder contarlo, otra habilidad que muchos adultos aún no han adquirido.
3. Porque hacer un trabajo es construir una visión personal. Yo propongo a mis hijos que, igual que hago yo cuando preparo mis posts, comiencen creando un esquema con el índice de lo que quieren contar. Y que luego busquen información para ir completando su historia. Y tal vez en este punto, sea pelín más aceptable esto del Ctrl C+ Ctrl V. Ser creativo es “conectar los puntos”, no inventar la rueda.
4. Porque a los deberes hay que dedicarles tiempo y esfuerzo, digo yo. Inmorales me parecen estas web que te hacen los deberes y encima se jactan de que nadie lo notará. Aprender cuesta y es bueno que tus hijos lo así lo aprendan. Un buen trabajo requiere al menos un par de tardes, y tu parte no se apaña con una foto a una pantalla enviada a tu compi por whatsapp. Se curra y no hay otra.
5. Porque el daño colateral es una profunda superficialidad de la que cuesta escapar. Quien no lee, tampoco aprende a escribir y como siempre lo hace mal, nunca deja de hacerlo. El “chas-chas-chas” es profundamente adictivo, cuesta salir de él.
6. Porque se nota, y mucho. Copiar les deja en evidencia porque tarde o temprano borrarán sin querer palabras que dejan las frases sin sentido. O se cargarán párrafos enteros para que no quede un texto largo, dejando la paja y eliminando el trigo. Y entregarán pastiches absolutamente incoherentes sin darse cuenta porque ni siquiera les darán una lecturita final.
7. Y porque ya puestos, hay que ponen puntos a las íes, y la copia es un plagio.No permitas que los chavales crean que todo lo que está en Internet puede ser copiado y utilizado literalmente sin referencias. Que nunca recurran al ‘copiar y pegar’ haciendo creer que ellos fueron los autores del texto.
Dicen los expertos que copiamos por estrés. Que estamos tan presionados que no tenemos tiempo para pensar. ¡Ja! No digo que a veces no tengamos que resolver algo para anteayer. Pero no hagamos de la necesidad virtud. Sin lugar a dudas, copiar contenido puede llegar a ser tremendamente productivo y útil. Mi máxima es “reutiliza lo hecho”… pero utiliza el tiempo que ganas para ponerle cabeza al asunto.
La creatividad surge de combinar de una forma original elementos que ya existen. Por favor, aunque la tentación sea fuerte, pide a tus hijos que no copien. Que se inspiren en webs y documentos de otros tanto como necesiten, y si es en varias fuentes, mejor que mejor. Pero oblígales a dar al menos una lectura detallada. Y si no es mucho pedir, que se pongan como objetivo sumar siempre alguna aportación. Recuérdales que ordenar el armario tirando lo viejo o lo repetido también lo es:-)
Que reescriban con sus palabras lo que encuentran en Internet, que lo comparen para verificar su seriedad, que construyan sus propias conclusiones. Y que si acaban copiando, citen siempre sus fuentes. Solo así, podrán aprovechar el potencial de Internet no sólo para la tarea escolar sino para fortalecer su actitud reflexiva y crítica.
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