En el mundo hay muchas personas que parecen ser tan elocuentes que es fácil creer todo lo que dicen.
En el mundo hay muchas personas que parecen ser tan elocuentes que es fácil creer todo lo que dicen.
No importa qué tan inteligente sean o, incluso, qué tan reales o convincentes en un sentido objetivo y estricto sean sus argumentos. Ellos tienen un poderoso secreto que sale a flote cada vez que exponen una idea.
¿Adivinas cuál es? Saben coordinar su lenguaje verbal y no verbal con el propósito de persuadir.
A continuación, te presentamos 9 claves que estas personas saben aplicar muy bien, de acuerdo con Business Insider.
Bien 'derechito', pero relajado
¿A quién le creerías más?, ¿a alguien encorvado o a quien se para derecho? La forma en que te pares o te sientes dice mucho de tu seguridad, pues es la base de lo que dices.
Una posición decaída comunica una falta de confianza en ti mismo y en tus palabras. Pero al estar parado y relajado al mismo tiempo te colocas en un estado mental y físico en el cual las palabras fluyen (y los demás te perciben seguro).
Tu cabeza, siempre hacia arriba
La posición de tu cabeza es tan importante como qué tan derecho estés. Algunos refranes sostienen esta idea: "mantener la cabeza en alto", es símbolo de orgullo y determinación.
Enfócate en los otros
¿Cómo asegurarte de que los otros te escuchen? No sólo con hablarles fuerte y claro lo conseguirás. Si estás pensando en otra cosa o si tus ojos vagan por todo el lugar, no lograrás que se fijen en ti.
La clave es verlos directamente y dirigirte a ellos con toda la atención que quieres que te proporcionen.
Habla fuerte
Esto es obvio y, aunque mencionamos que no sólo hablando fuerte y claro conseguirás atención, lo cierto es que si no lo haces, tampoco servirá de mucho que sigas al pie de la letra las claves anteriores.
Habla con voz suficientemente alta para que las personas más alejadas de ti puedan oír, pero no tan fuerte que sea incómodo para los que están cerca de ti. Si no estás seguro de si el volumen que utilizas es el adecuado, pregunta a alguien en la parte posterior si te pueden escuchar.
Eso sí, nunca eleves demasiado la voz. Gritar te hace sonar como loco en vez de elocuente.
Enfatiza lo que dices con gestos apropiados
Usa tus manos para enfatizar los puntos clave. La forma más fácil de aprender esta habilidad es observar cómo las celebridades y los oradores usan sus manos y otros gestos mientras hablan. Observa cómo los movimientos de sus manos parecen "ilustrar" lo que dicen sus palabras.
Si aún no estás acostumbrado a “hablar” con las manos, mantenlas quietas. Trata de no jugar con cualquier cosa que tengas en ellas (lentes, papeles, anillos, etc.), pues eso puede distraer a tus interlocutores.
Posiciona muy bien tu cuerpo
Agrega potencia a tus palabras moviendo tu cuerpo de manera apropiada. Por ejemplo, si le hablas a un grupo desde un escenario, puedes pasar de un punto a otro para indicar que estás presentando una nueva idea.
De manera similar, cuando estés en una mesa, inclínate ligeramente hacia adelante cuando desees enfatizar un punto.
Usa palabras que todo el mundo entienda
Los clichés, las muletillas, las frases hechas las disertaciones son lo opuesto a la elocuencia. Usa palabras o frases inesperadas pero comunes que ilustren los puntos de una manera memorable.
También evita palabras técnicas o que tus interlocutores no puedan entender. Usar palabras elegantes te hace sonar como una persona arrogante y snob, mas no inteligente. Si es necesario introducir un término desconocido o, incluso técnico, defínelo en un lenguaje sencillo
Habla a diferentes velocidades
Hablar a una velocidad única sólo provocará que tu discurso sea monótono y que las personas que te escuchan se aburran. En cambio, acelerar y desacelerar, según la importancia de lo que comunicas, te dará puntos extra.
Usa pausas para crear énfasis
No sólo se trata de acelerar, desacelerar o cambiar de posición, también es importante crear silencio para aumentar la tensión, el énfasis y la elocuencia de lo que dices. Una pequeña pausa antes de decir algo importante crea suspenso y eso mantendrá atentas a las personas que te escuchan.
De manera similar, una pausa después de haber dicho algo importante enfatiza lo ya dicho y le da a los oyentes un momento para reflexionar.
FOTO: PEXELS.COM