En los últimos años, la colusión de grandes empresas chilenas afectó el precio de algunos productos de primera necesidad, como los medicamentos, la alimentación y la higiene. Situación que no dejó a los chilenos indiferentes.
En los últimos años la colusión de grandes empresas afectó el precio de algunos productos de primera necesidad en Chile, como los medicamentos, la alimentación y la higiene. Situación que no dejó a los chilenos indiferentes.
La demanda efectuada en 2008 por La Fiscalía Nacional Económica (FNE) a varias farmacias despertó la señal de alarma a lo intuido por los usuarios, la coordinación de las empresas para aumentar los precios en sus productos. Las Farmacias Ahumada, Cruz Verde y Salcobrand, coordinaron el alza de precios en 220 medicamentos. Algo similar ocurrió en 2011, cuando se reveló la colusión entre las firmas Agrícola Agrosuper, Empresas Ariztía, Agrícola Don Pollo y la Asociación de Productores Avícolas de Chile AG (APA). Los supermercados no quedaron atrás, Cencosud, Walmart y SMU se coordinaron, en 2016, para fijar un precio mínimo de venta en la carne de pollo fresca. El caso Confort en 2015, delató los más de diez años, en que las empresas CMPC y SCA, acordaron altos precios en productos como el papel higiénico, toallas, pañuelos desechables y servilletas. Otra vez en 2016, CMPC hizo noticia por el mismo motivo, cuando se conoció su colusión con Kimberly-Clark, para determinar el precio de pañales y otros productos sanitarios.
En este escenario, el académico Leonardo Basso, investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería, en conjunto con Thomas W. Ross de la University of British Columbia, hicieron una comparación de los efectos de dos tipos de colusión: la semi colusión, casos en que las empresas se coluden sólo en un aspecto compitiendo en los demás, como por ejemplo, al fijar el precio, pero competir en calidad, y los casos en que las firmas se coluden de forma completa, en la calidad y precio del producto o servicio.
Como modelo de estudio, los investigadores se centraron en ejemplos de la industria aeronautica, es el caso de la acusación que afecta a dos aerolíneas posiblemente coludidas en la frecuencia, parte de la calidad del servicio, pero no así en los precios.
En el análisis a los beneficios percibidos por las empresas en el cartel, la semi-colusión resulta no ser la opción más rentable, sin embargo, las firmas podrían preferirla porque les permite resolver un problema que suelen tener los carteles de forma interna: la estabilidad de este acuerdo ilegal. La semi-colusión puede permitir a las firmas mantener el acuerdo de forma estable y por más tiempo. Si bien los beneficios son menores, los incentivos a salirse del cartel también lo son. Esto afecta directamente la libre competencia y por lo tanto, a los consumidores, y sus perjuicios se extienden en el tiempo, pudiendo causar más daño que la colusión completa. La semi-colusión puede ser más difícil de detectar, por cuanto puede ocurrir a través de acuerdos en calidad, diseño o nivel de servicio, y desde ellos influir en el precio.
Los resultados de esta investigación desarrollada por Leonardo Basso y Thomas Ross serán presentados en el 10º Taller de Organización Industrial TOI 10, organizada por el ISCI, y serán discutidos en una sesión de Trabajo en la Fiscalía Nacional Económica