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¿Acaso ya no me quieres? Concurso de imagenología cerebral muestra la intensidad del amor
Lunes, Abril 20, 2015 - 13:33

En 2013, la doctora Uncapher y el cineasta Brent Hoff invitaron a siete mujeres y hombres de entre 10 y 75 años de edad para participar en el “concurso del amor”, para medir la intensidad de sus señales cerebrales asociadas con el amor.

GE Reports Latinoamérica. ¿Qué tan profundo es tu amor? La neurocientífica de Stanford Melina Uncapher tiene un sistema en su laboratorio que puede darnos la respuesta.

En 2013, la doctora Uncapher y el cineasta Brent Hoff invitaron a siete mujeres y hombres de entre 10 y 75 años de edad para participar en el “concurso del amor”, para medir la intensidad de sus señales cerebrales asociadas con el amor.

“Elegimos a los participantes por su diversidad, pues buscábamos destacar las diferentes experiencias del amor”, comenta la doctora Uncapher. “Existe el amor filial de un niño por su prima recién nacida, el amor romántico de los jóvenes enamorados y el amor de una pareja que ha tenido un bello matrimonio de 50 años”. Hoff realizó un cortometraje sobre el proyecto.

El concurso del amor fue una idea de Hoff, quien ya había organizado y filmado antes un concurso de llanto. “Primero quiso saber si las personas podían llorar en cualquier momento que se les pidiera, y después pensó en algo similar con el amor, pero utilizando una tecnología que nos permite observar el cerebro cuando las personas piensan en el amor”, explica la doctora Uncapher.

“Todo lo que experimentamos, sea amor, lujuria o tristeza, tiene su origen en el cerebro, y una tecnología lo suficientemente sofisticada nos permite estudiarlo”.

Para la doctora Uncapher, el concurso del amor fue “un proyecto que supuso todo un reto público. Las personas suelen sentirse fascinadas por el cerebro, pero se intimidan ante la neurociencia. Parte de mi misión personal es demostrar que la ciencia puede ser tan bella como el arte”, comenta.

La doctora Uncapher, cuya especialidad es la neurociencia cognitiva de la memoria y la atención, se enfocó en una zona del cerebro del tamaño de una pera llamada núcleo accumbens, que se encuentra en una parte profunda en el centro del cerebro.

“Es el lugar donde convergen los caminos de la dopamina, la serotonina, la oxitocina y la vasopresina –los neurotransmisores y hormonas que al parecer intervienen en el impulso amoroso. Esa región es al parecer donde podemos observar las señales que fluyen cuando pensamos o experimentamos el amor”.

Uno tras otro, los participantes se recostaron durante 15 minutos en una máquina de imageneología por resonancia magnética fabricada por GE: Discovery MR750. Tras unos cuantos escaneosrápidos de calibración, la doctora Uncapher les pedía que pensaran en alguien o en algo que amaban.

“Cuando utilizas los músculos, se expanden por la sangre oxigenada que los llena”, comenta. “El cerebro trabaja de una forma parecida. Cuando observamos ciertos cambios en el flujo de la sangre en diferentes regiones del cerebro, podemos comenzar a intuir de manera científica cuáles son las partes que responden a la experiencia amorosa”.

Los participantes pensaron en sus familias, sus parejas, sus cónyuges y en amores del pasado. ¿Cuál de todos ganó? La respuesta se encuentra en el documental de Hoff.

* Fotografía Brent Hoff

Autores

GE Reports Latinoamerica