A pesar del clima positivo que actualmente existe en torno a la talentosa pintora mexicana, en vida nunca fue reconocida.
Diversas actividades en México recuerdan los 117 años del natalicio de Frida Kahlo.
La muestra “Una nueva mirada”, por ejemplo, exhibe la obra de Diego Rivera y Frida Kahlo de manera temática-cronológica, los muros sobre los que cuelgan las obras tienen colores diferentes, elegidos luego de diversas pruebas y contrastes, para resaltar las características plásticas de los óleos y acuarelas.
Para Frida Kahlo la muestra divide su obra en dos salas, contrastando el ambiente de fiesta y color que le gustaba, con la psicología del personaje y sus pinturas más fuertes.
Además, disfruta también de las presentaciones de “Ensamble Mús” y Ana Hally presenta un espectáculo musical con la esencia de la pintora en “Frida: amor, dolor, pasión y canción”.
“Viva la vida con Frida”, en tanto, recrea a una Frida Kahlo niña que invita a un paseo por el color, la alegría de los recuerdos y momentos importantes de su vida: de su Casa azul en Coyoacán, su familia, amigos, sus mascotas, juegos, gustos y pasiones que la hicieron convertirse en una gran pintora.
Por su parte, el grupo folclórico “Tlatoani” presenta un bello y diverso mosaico de estampas folclóricas de diversos estados de la República.
A pesar de este clima, el investigador Víctor Díaz Arciniega señala que la positiva recepción que existe en las últimas décadas hacia la pintora contrasta con lo existido en su vida: “antes de la muerte de Kahlo ninguna institución pública o gubernamental le entregó un reconocimiento”.
Tampoco en el ámbito privado se le ofreció algo significativo, “salvo casos aislados y contados –dice el investigador- como las muestras de una o dos piezas en exposiciones colectivas o en otras similares promovidas en el extranjero por Diego Rivera, cuyo prestigio obraba a favor de ella”.
Al conmemorar el 117 nacimiento de la pintora y a pocos días de cumplirse, el 13 de julio próximo, los 60 años de su muerte, la posición de la artista, aun cuando tiene todavía muchos detractores, ha cambiado sustancialmente.
Se trata de una de las artistas mejor vendidas de México, la más cara entre los latinoamericanos y sin duda una de las más importantes del mundo, tal vez porque como bien lo marcó el citado Díaz Arciniega en el documento mencionado, “a lo largo de varias décadas, la valoración estética del arte de Frida Kahlo fue adquiriendo cuerpo a partir de un muy reducido grupo de admiradores”.
