Una investigación encontró vacíos en los reportes sobre los estudios que financia la compañía.
Hace tres años, Coca-Cola pasó por un mal momento. A los fabricantes de la bebida más vendida del mundo les llovieron críticas al filtrarse que habían financiado con una millonaria suma de dinero la Red Global del Balance Energético (GEBN, por sus siglas en inglés), una organización que aseguraba tener evidencias de que las bebidas endulzadas con azúcar no estaban vinculadas con la obesidad. A través de Twitter y Facebook promovían el ejercicio como la mejor medida para prevenir enfermedades crónicas sin mencionar nada sobre alimentación.
Después de que estallara esa polémica, la compañía se disculpó. De hecho, en un acto de compromiso, Coca-Cola publicó una “lista de transparencia” que incluía todos los estudios que habían apoyado en el pasado: un total de 43 investigaciones patrocinadas en Estados Unidos y 115 profesionales de salud y expertos científicos financiados en todo el mundo.
La medida se mostró como un ejemplo: Coca-Cola era transparente con sus datos y se comprometía a actualizarlos cada seis meses, lo que les impedía camuflar su marketing bajo el lema de “evidencia científica”. Pero ¿qué tan real fue ese compromiso?
Tres expertos europeos se obsesionaron con esa pregunta. Se cuestionaban si las listas de la compañía eran publicadas completas, cuántos autores y estudios reportaban y en qué temas específicos los apoyaban económicamente para investigar.
Esas preguntas los obligaron a escarbar en plataformas de información científica como Web of Science, PubMed y Medline. Una área nada fácil si se tiene en cuenta que los datos sobre financiamiento no son muy accesibles.
En 2008, por fin, se toparon con la empresa de información Thomson Reuters y su reciente opción sobre reconocimiento de fondos llamada Web of Science Core Collection, y en ella trabajaron. Un abanico de artículos donde podían buscar a través de dos palabras claves: cola y financiamiento.
Así encontraron 779 artículos publicados entre 2008 y junio de 2016. Algunos habían sido financiados directamente por la Compañía Coca-Cola y otros por las entidades bajo su control.
Con esos datos se dedicaron a comparar entre la lista de transparencia y la información de internet. Cuarenta y dos autores coincidieron en ambas.
Incluso, para estar más seguros, Paulo Serôdio, Martin McKee y David Stuckler les consultaron por medio de correos electrónicos si trabajaban para Coca-Cola. Y con base en sus respuestas, y otras certezas, los tres diseñaron un mapa del universo de los fondos de investigación de la compañía. Un dibujo para ilustrar que la “lista de transparencia de Coca-Cola parece cubrir sólo una pequeña porción de investigación en la cual la compañía está involucrada”, aseguraron los autores.
El misterio era: si escondían una parte de la financiación, ¿qué era lo que estaban apoyando? Por suerte, la base de datos les facilitó la respuesta. Más del 50 % de estudios se referían a equilibrio energético, actividad física, diabetes y obesidad. Temas que parecen buscar evidencia sobre lo que aseguraba en su momento GEBN.
El problema es que “los estudios sobre la relación entre las bebidas azucaradas y el aumento de peso que son patrocinados por la industria tienen cinco veces más probabilidades de producir resultados favorables para las empresas”, aseguran los expertos en su estudio publicado por la editorial de la Universidad de Cambridge. Así que, aunque pretendan ser transparentes, sigue habiendo una parte de la investigación financiada por Coca-Cola que parece estar en la oscuridad.