Un estudio del King’s College de Londres demostró que le sucede sobre todo a aquellos que viven en espacios urbanos grandes y en vecindarios problemáticos.
Alucinaciones, ilusiones visuales, paranoia como creer que su comida ha sido envenenada. A este tipo de experiencias psicóticas estarían más expuesto los adolescentes que viven en grandes ciudades que aquellos que viven en poblaciones más pequeñas, señaló un artículo publicado en la revista Schizophrenia Bulletin.
Un equipo de investigadores estadounidenses e ingleses le preguntaron a 2.063 jóvenes de Inglaterra y Gales si habían tenido algún tipo de experiencia psicótica desde los doce años hasta su edad actual, los 18 años. Poco más del 30% de los adolescentes reportó al menos una experiencia en ese período de tiempo.
“Si bien es importante señalar que la gran mayoría de estos jóvenes no desarrollará un desorden psicótico, este tipo de experiencias parecen estar asociadas con un riesgo mayor de otras enfermedades y problemas mentales”, le dijo Joanne Newbury, coautora del estudio, al diario británico The Guardian.
De hecho, el estudio analizó otras investigaciones previas, y estableció que las probabilidades de que estos episodios se convirtieran en un desorden psicótico aumentaban en un 43% si los jóvenes eran de ciudades como Londres o Birmingham, comparados con adolescentes de poblaciones rurales.
Análisis más complejos revelaron que niveles bajos de cohesión social y un elevado desorden en los barrios también influyó en la aparición de las experiencias. “Encontramos que estos factores explican cerca de mitad de los efectos de la urbanización en las experiencias psicóticas”, explicó Newbury.
La violencia y la cohesión social de los vecindarios de los jóvenes también fueron factores clave: quienes habían sido víctimas de algún tipo de violencia, provenían generalmente de barrios peligrosos y, a su vez, eran tres veces más propensos a tener una experiencia psicótica que aquellos jóvenes que vivían en barrios más favorables y jamás habían sido víctimas de crímenes violentos.
En este sentido, los investigadores recalcaron la importancia de brindar apoyo médico y psicosocial a los jóvenes de estos vecindarios para evitar la aparición de estos desordenes. Según ellos, sería de vital importancia hacer intervenciones para mejorar la salud mental de estos jóvenes.
No obstante, los investigadores aclararon que los factores ambientales no son los únicos que explican los resultados. La historia psiquiátrica familiar, el estado socioeconómico y la dependencia del alcohol o la marihuana de los jóvenes tienen mucho que ver con el fenómeno.
“Ya sabemos que la gente que nace, crece y vive en ciudades tiene una mayor probabilidad de experimentar un desorden psicótico en su vida. Ahora sabemos que esto se extiende a los adolescentes”, señaló James Kirkbride, de la University College London.