Sobre su lírica se dice que el poeta fotografía con sus versos, recordando a veces la mirada del español Federico García Lorca.
Ali Ahmad Said Esber (Al Qassabin, Siria, 1930), conocido como Adonis, es uno de los más importantes escritores en lengua árabe de la actualidad. Poeta, crítico y ensayista, estudió en la Facultad de Letras de Damasco, la más grande y antigua de Siria. Autor de una veintena de libros, es desde hace años uno de los candidatos al Premio Nobel de Literatura.
En 1955, estuvo preso durante seis meses por ser miembro del Partido Social Nacionalista de Afganistán. Cuando salió en libertad, se instaló en Beirut, donde fundó, junto con el poeta Yusuf al-Khal, la revista Shi'r (Poesía). Allí, en 1962, obtuvo la nacionalidad libanesa.
En los años 80, con la Guerra Civil Libanesa de fondo, se fue a París, donde reside. Entre sus muchos libros se destacan "Canciones de Mihyar, el de Damasco", "Libro de las huidas y mudanzas por los climas del día y la noche", "Éste es mi nombre" y los tres tomos de "El Libro".
Recibió, entre otros premios, el Goethe 2011, el Max Jacob 2008, el Nonino 1999, el Struga 1997 y el Nazim Hikmet 1994.
“NUEVA YORK/ mujer, estatua de mujer/ que alza en una mano un harapo llamado libertad/ una hoja de papel que llamamos historia/ mientras con la otra estrangula a una niña/ cuyo nombre es Tierra”, se lee en uno de los primeros poemas del libro.
La crueldad, la confusión, la poca solidaridad de Nueva York, corazón de la urbe del siglo XX, son los motivos que Adonis fotografía a través de sus poemas y que, sorprendentemente, guardan una relación con "Poeta en Nueva York", célebre libro de Federico García Lorca, escrito entre 1929 y 1930.
A pesar de la distancia temporal, ambos poetas coinciden en un punto: los negros de Harlem, oprimidos, marginados, son los que pueden traer esperanza a un mundo desconsiderado, hostil e insensible que avanza como una máquina mortal devorando todo a su paso.
Dice Adonis: “HARLEM, el tiempo agoniza, más tu eres el Presente: Oigo lágrimas que retumban como volcanes./ Veo mandíbulas que devoran hombres como se devora el pan./ Tú eres el raspador que borra el rostro de Nueva York./ Tú eres el huracán que la levanta cual hoja y la lanza al aire”.
Y en otra parte se lee: “Es preciso cruzar los puentes/ y llegar al rumor negro/ para que el perfume de pulmón/ nos golpee las sienes con su vestido/ de caliente piña. (...) No busquéis, negros, su grieta/ para hallar la máscara infinita/ Buscad el gran sol del centro/ hechos una piña zumbadora".
La presencia de Walt Whitman, el gran poeta norteamericano del siglo XX, se hace inevitable en la voz de Adonis, a través de un procedimiento donde opone la visión democrática del poeta con la mirada criminal de Nixon y las corporaciones.
“WALT WHITMAN, veo mensajes que por las calles de Manhattan van hacia ti volando./ Cada mensaje es un carro lleno de perros y gatos./ Ésta es la era americana: El siglo veintiuno para los gatos y los perros; para los hombres; el exterminio”, escribe Adonis en su poderoso libro que busca luz en la noche de la gran ciudad.