Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, ahora se espera que las aerolíneas mundiales registren una pérdida de US$ 9.700 millones en 2022, lo que supone una fuerte mejora respecto a la pérdida revisada de US$ 42.100 millones en 2021.
La fuerte recuperación del transporte aéreo tras la pandemia permitirá a las aerolíneas mundiales reducir sus pérdidas este año y posiblemente volver a obtener beneficios en 2023, según un organismo del sector, que mejoró el lunes sus previsiones.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, ahora se espera que las aerolíneas mundiales registren una pérdida de US$ 9.700 millones en 2022, lo que supone una fuerte mejora respecto a la pérdida revisada de US$ 42.100 millones en 2021.
La previsión para 2022 es casi US$ 2.000 millones mejor que la expectativa anterior de una pérdida de US$ 11.600 millones.
Las pérdidas del año pasado también mejoran una previsión anterior de US$ 52.000 millones, aunque las aerolíneas reunidas en Qatar han sido advertidas de que los altos precios del petróleo y la inflación corren el riesgo de hacer mella en la frágil recuperación.
"Nuestra industria es ahora más eficiente, más fuerte y más hábil", dijo el director general de la IATA, Willie Walsh, en una reunión anual de más de 100 dirigentes de aerolíneas. "Los beneficios del sector deberían aparecer en el horizonte en 2023", añadió.
Se prevé que América del Norte siga siendo la región con mejores resultados y la única que obtendrá beneficios en 2022, previstos en US$ 8.800 millones.
En Asia, donde las fronteras chinas permanecen cerradas y su mercado interno se encuentra bajo presión debido a una estrategia de "cero contagios", las aerolíneas prevén una pérdida colectiva de US$ 8.900 millones.
La mejora de las perspectivas se produce en un momento en que los aeropuertos y las compañías aéreas se apresuran a contratar a miles de personas para hacer frente al resurgimiento de la demanda, mientras la gente intenta recuperar las vacaciones perdidas durante la pandemia.
Algunos analistas han expresado su preocupación por el hecho de que el aumento de las tarifas y la presión sobre el gasto de los consumidores por la inflación y el aumento de los costes de los préstamos puedan provocar una fuerte caída de la demanda tras el pico del verano boreal.
En una entrevista, Walsh restó importancia a la preocupación por que se produzca un "precipicio de la demanda", es decir una recuperación efímera.
"No creo que se trate de algo efímero. Creo que hay algo de demanda reprimida que se está materializando en este momento, pero hay que recordar que todavía estamos muy por debajo de donde estábamos en 2019", dijo a Reuters.
"Así que creo que todavía hay mucho terreno que recuperar antes de que podamos entrar en el debate sobre si vamos a ver esa disminución".