Alberto Fuguet: ''No necesito a Fuentes para vender''
Viernes, Septiembre 16, 2016 - 10:15
Con su última novela, denominada Sudor, el escritor chileno toma el pulso a la literatura latina.
Una semana antes de la presentación de Sudor, su más reciente novela, Alberto Fuguet (Santiago de Chile, 1964) anunciaba en Twitter que no vendría a México y que el evento se suspendía.
Sudor expone tres días en la vida de Alfredo Alf Garzón, un editor chileno empleado de la editorial Alfaguara durante la visita de Rafael Restrepo Carbajal, escritor octogenario mexicano-colombiano de renombre internacional, junto a su hijo veinteañero. Rafael Restrepo Carbajal está inspirado en la figura de Carlos Fuentes.
- ¿Por qué se canceló tu presentación en México? ¿Tiene que ver con los temas?
- ¿Cuáles son los temas? Una cosa rara con los mexicanos: siempre me hablan sin decir las palabras. Es una aflicción nacional. Y yo no sé cuál es el tema. O sea: en España te dicen “Me gustó que haya tantos pelos” o “me gustó que atacas a Fuentes” o “Me gustó Grindr”, “Me gustó Chile”, pero cuando dicen “el tema”, yo puedo pensar que el tema es sobre mi problema con los impuestos, no sé. Es como cuando los papás te dicen “No te toques esa parte”: ¿Qué parte?
- ¿Te dijeron algo así?
- No. Yo me imagino más o menos cuál es el tema.
- ¿Alfaguara, Carlos Fuentes, la homosexualidad?
- Sí, yo creo que todo eso junto. Yo suspendí porque sentía que, más allá de los rumores, se estaba hablando del libro sin haberlo leído por ser yo un autor desconocido en México. En Chile, donde yo soy más conocido, ya había expectativa. Pero cada país es distinto. Yo sabía que en México ocurriría algo relacionado con el prejuicio sobre Carlos Fuentes, a pesar de que el libro no es sobre él, ni es una diatriba contra él.
- Pero a México sí le interesa Sudor: Carlos Fuentes detonó esa fantasía.
- No tengo tan claro por qué elegí México. Traté de hacer un personaje mexicano-colombiano, que no fuera un autor local: funciona mucho mejor un chico que viene en gira de otro país, es la idea de pasear a un turista. También quería hacer un libro latinoamericano en el sentido que podríamos cambiar acentos y resaltar que al final, los latinoamericanos tenemos muchísimo más en común de lo que creemos. En el caso de México, donde soy menos conocido, me parece que hoy con este libro es mejor ir a presentarlo una vez que el libro “exista”. La gente me preguntó si me había dado miedo hacer una presentación en México. La verdad es que me daba hueva que no fuera nadie.
- ¿Supusiste que la gente no iría a la presentación?
- Sudor es una novela grande, ambiciosa, loca, sobre el mundo gay, sobre el siglo XXI, sobre América Latina. Creo que eso, lo gay, es lo que podría producir algún grado de escándalo. Pero me he dado cuenta de que no ha causado escándalo, sino interés: el lector gay y el público abierto de mente que no pertenece al “mundo literario”, está muy intrigado y fascinado, incluso quienes lo han leído en México.
Sí utilicé al Gabo
El escritor chileno, quien promueve Sudor, asegura que la novela mexicana más relevante de los últimos años es Los detectives salvajes.
- ¿Apuesta Sudor por una literatura global latinoamericana?
- Algo así. No sé si global sea la palabra. Tampoco creo en una literatura sin país o sin acento. Me da miedo pensar en una literatura que no tenga identidad. Yo quería hacer un libro que fuera panamericano, y creo que está resultando.
- Un libro panamericano sobre encuentros, sobre choques.
- Sí, el choque básico de la novela es el de varias culturas. Está el choque generacional de al menos tres generaciones: Rafa, Alf y Restrepo papá. Está el choque de dos países. Está el choque Generación X-Millennials. Está el choque ricos-clase media. No es una típica novela latinoamericana sobre la clase pobre enfrentada a los ricos. Acá más bien es una clase media globalizada (el mundo gay santiaguino), que se enfrenta a una clase alta como la de los mirreyes mexicanos.
- Rafita Restrepo Jr. dice algo sobre eso en Sudor.
- Dice que en Chile los ricos son muy distintos que los que él conoce. Existe una cultura de tratar de no parecer tan rico, porque es considerado de mal gusto. Nadie se va a estudiar a Suiza o Inglaterra. A lo mucho, hacen doctorados en Estados Unidos. Y eso me parece a la vez triste y divertido. Y peligroso también, porque al final, como me dice mi novio: “mira la cantidad de primeras damas que son extranjeras”, comenzando por Trump. El año pasado estuve en Monterrey y alguien me decía que los políticos de esa región eran “fresas de McAllen”.
- O de Yale o Harvard.
- Pero más de McAllen, donde ni siquiera hay una agenda cultural. Es para tener un lugar al cual huir por si México “cae”, porque siempre ronda la idea de que México puede “caer”. Es algo ridículo, pero ahí está.
- Sobre Latinoamérica y su lugar en el mundo: Alf vive cambios en la editorial: ¿Sudor no habría sido posible si no hubiera llegado Penguin Random House a “comerse” a Alfaguara?
- La génesis del libro es una feria del libro en Santiago en 1998 a la que fui siendo un escritor joven con dos o tres libros publicados, y ya era bien conocido en Chile, y quedé muy impactado al ver la fama que exudaba, y la editorial estaba vuelta loca con la visita de Carlos Fuentes y su hijo. Quedé muy sorprendido por el acto de esos dos, la parafernalia y, sobre todo, la mirada del chico. Y ahí surgió la idea. Sudor habría surgido aun si Penguin no hubiera comprado Alfaguara. Pero sí, cuando me di cuenta de lo que estás insinuando, me pareció que sería una buena parte de la trama, un extra que agregué. Me han llamado oportunista, no por lo de Alfaguara, sino por aprovecharme de la fama de Carlos Fuentes. Es una figura totémica, pero a veces pareciera que es el único escritor mexicano que hay, y uno se pregunta: ¿México no es más diverso que eso? ¿Dónde está el Juan Gabriel de las letras? ¿Dónde está el chico joto de la literatura mexicana? ¿Dónde están las mujeres más allá de Laura Esquivel? ¿Por qué México no exporta más? Carlos Fuentes es famoso, pero no es una figura pop, como sí lo sería, por ejemplo, Gabriel García Márquez, quien todavía funciona en toda América Latina como fascinación… Hace veinte años escribí un libro en el que quise hacerle cosquillas a Gabo: una antología que molestó a muchos, cuyo título es McOndo. El mensaje era algo como: “Sí, yo vivo en Latinoamérica, pero la ciudad donde yo vivo está llena de computadores, bicicletas, gimnasios, capillas mormonas, discos gay, McDonalds… Sí es freak, pero no es ese Macondo, no es un mundo preedénico, es el mundo de 1996”.
En esa época yo sí me aproveché de García Márquez al usarlo como símbolo para que se notara mi discurso. Y se notó. Han pasado veinte años y no necesito a Carlos Fuentes para que se venda Sudor. Claramente el libro tiene un componente mexicano, por lo que sí me gustaría que se leyera más en México que en otro lugar, sólo porque creo que funciona un poco más.
- ¿Cómo se ve el panorama literario de México desde tu perspectiva?
- Sé que México tiene mucha cultura. Y confío en que la gente a la que realmente le interesa el arte va entendiendo que no todo lo que es oficial es lo “oficial”. Para mí la mejor novela mexicana de los últimos veinte años es Los detectives salvajes, del (chileno) Roberto Bolaño. Es una novela muy chilanga, muy mexicana, pero alguien que haya escrito eso no puede después postularse a un premio o una beca de Conaculta: Es sobre unos poetas locos que vagan por el DF molestando y robando, con una obsesión por atacar a Octavio Paz. Imagínate.
No hay que quedarse colgado de la cultura oficial. Si a ti no te gusta Neruda, eso no te hace ni mejor ni peor persona o un maleducado. En México sí hay mucho de lo que podríamos llamar cultura rockera. México no puede carecer de sangre en sus venas. Por ejemplo, El vampiro de la colonia Roma (del mexicano Luis Zapata Quiroz.), me parece que eventualmente se irá convirtiendo en un libro clave; por ahora lo tratan como una excentricidad, pero creo que con el tiempo irá siendo mucho más fascinante, aunque no ha llegado a las librerías de América Latina.
- Pero tiene en ti a un lector de lujo.
- Es que ahí está también la labor de un escritor: hablar de los autores que me interesan. Le he dedicado, por ejemplo, mucha energía al colombiano Andrés Caicedo, que es lo contrario a García Márquez. Es un chico de 25 años que se suicidó y que era ultracinéfilo, drogadicto, melenudo, bipolar, bisexual, en una Colombia muy distinta a lo que narra García Márquez. Y así, cada autor puede fijarse un poco bajo la luz y decir: “Mira”.
Por eso Sudor tiene también algunos ecos de La región más transparente, aunque quizás no estoy haciendo una conversación muy reverencial hacia Carlos Fuentes. Pero igual estoy dando ecos de la poesía mexicana, la pornografía mexicana y, además, estoy conversando con El vampiro de la colonia Roma. Así que no creo que sea un libro antimexicano.
- ¿Qué sigue?
- Espero que cuando vaya a Guadalajara (FIL) ya tenga más “amigos” que “enemigos”. Cruzo los dedos. Me gustaría más cerrar que hacer un lanzamiento mediático cuando el libro aún no se ha leído y más con el temor que hay.