El hospital 12 de octubre de Madrid (España) presentó los resultados de un estudio preliminar donde 12 personas recibieron tratamiento con dos perros adiestrados para tratar este problema.
La idea se realizó en el hospital 12 de octubre de Madrid, en España. Allí, por primera vez, el servicio de Psicología presentó los resultados de un estudio preliminar donde 12 personas recibieron terapia con dos perros adiestrados para tratar el alcoholismo. Aunque son conclusiones prematuras el equipo de psicólogos afirmó al periódico El País que los resultados indican que el tratamiento “puede llegar a ser eficaz y contribuye al abandono de la adicción”.
¿Pero de qué se trata? Lo primero que hay que explicar es lo que hacen y para lo que son entrenados los perros. Durante la terapia, los animales, después de ser entrenados, deben caminar entre seis platos llenos de comida, pero deben ignorarla. En cada recipiente, además, están escritas situaciones complejas que suelen atravesar los pacientes con alcoholismo, como relaciones amorosas tóxicas o problemas familiares. Al final, si los perros logran completar el recorrido, reciben una golosina.
El ejercicio, aunque parezca simple, les permite a los pacientes visualizar cómo superar ciertos obstáculos. “Yo aquí lo que aprendo es lo que hace el perro; es decir, fijarme en otros estímulos para superar aquellos que nos incitan a beber, como la ansiedad o la depresión”, le dijo Eugenio Sánchez, un paciente de 65 años que ha recorrido el camino junto a los perros, al periódico El País.
En otras palabras, y como lo explicó el doctor Gabriel Rubio, jefe de Psicología, al mismo periódico, el programa con los perros lo que busca es “mejorar la motivación de los pacientes y establecer vínculos para que estos se identifiquen con los animales y mejoren el conocimiento de su enfermedad”. Eso sí, advierte el doctor, ejercicios como el mencionado anteriormente son solo una fase de la terapia y deben ir acompañados de tratamientos más “ortodoxos”.
Y es que la terapia está cargada de simbolismo. Los dos perros con los que trabaja el hospital, Rax y Fox, fueron adiestrados tras ser rescatados por una asociación que adopta perros abandonados. Visitan el hospital una vez a la semana e, incluso, se integran a la terapia de grupo.
La prueba, que apenas comenzó en octubre de año pasado, empieza a ser prometedora, según el equipo. “Los pacientes se han mantenido abstinentes y han obtenido mejores resultados en salud psicológica relacionada con el estado de ánimo”, explica El País.
Ante los buenos resultados el próximo paso que se dará, y con el que buscan tener resultados más aterrizados, es ampliar la investigación a 90 personas. 45 que se traten junto a Fox y Rax, y la otra mitad que lo hagan sin ellos.