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Alta costura, un negocio en auge que hace soñar
Sábado, Febrero 7, 2015 - 08:17

A pesar de la crisis, la alta costura es un negocio que se mantiene. Hilvanando la moda con el espectáculo y el mundo onírico, se busca aumentar las ventas del prêt-à-porter, los perfumes, los cosméticos y los complementos.

Christian Dior, Giambattista Valli, Chanel, Stéphane Rolland, Giorgio Armani Privé, Elie Saab, Jean Paul Gaultier, Viktor&Rolf o Valentino, entre otras firmas, presentaron sus propuestas de alta costura para la primavera-verano 2015. Todos coinciden en vestir a la mujer con flores.

A pesar de la crisis, la alta costura es un negocio que se mantiene. Los cerebros económicos de los "holdings" de lujo abanderan la estrategia del hilvanar esta moda con el espectáculo y el mundo onírico, con la intención de aumentar las ventas del prêt-à-porter, los perfumes, los cosméticos y los complementos.

Esta estrategia, además de ser una fabulosa campaña de publicidad, obliga a grandes agujas como Karld Lagerfeld, Elie Saab, Jean Paul Gaultier o Raf Simons a preservar el oficio de la costura con mayúsculas y presentar dos veces al año diseños que invitan a soñar.

En el Grand Palais, Chanel volvió a florecer en un decorado de naturaleza sintética, en el que se vio un profuso y rico catálogo de flores bordadas en relieve, que pesaron en los bajos de los abrigos y engalanaron los boleros.

Los apuntes de naturaleza se expusieron en ostentosos lugares donde se elevaron exuberantes pétalos de tejido, como en los hombros o en la cintura, o se colaron por los más delicados detalles, como en unos puños abiertos por una cremallera que dejaron salir tules plisados de planta tropical.

Las siluetas también recordaron la naturaleza, con sus faldas de vuelo, sus volantes y sus muselinas, en una colección donde no faltó el "tweed", ni el contraste entre el negro y el blanco.

Lagerfeld combinó chaquetas largas con faldas cortas, así como partes de arriba cortas con faldas largas, que dejaron el vientre al descubierto como si fuera un "nuevo escote".

Los gorros de punto con perlas y flores y las pamelas de tul negro sobre un sombrero de paja coronaron el desfile de Chanel.

Armani Privé y Dior

El modisto octogenario Giorgio Armani, uno de los creadores más veteranos que se mantienen en el circuito, llevó al Palacio de Tokio una colección en la que la falda-pantalón fue la estrella.

Ya fuera en gazar de seda o en organza, la falda-pantalón se encargó de revisitar el traje de chaqueta y proporcionarle una brisa oriental con partes de arriba largas, sin solapas y anudadas en el frente.

El modisto trabajó sus diseños con la intención de reproducir un ambiente vegetal. Así, los plisados simularon la corteza de los árboles, el bambú se imprimió sobre la seda o se dibujó como encaje, y la paleta disfrutó de los verdes y de otros tonos pastel.

La ciencia ficción y el sueño espacial que estimularon las expectativas de las sociedades occidentales en la segunda mitad del siglo XX inspiraron la nueva colección de Raf Simons para Dior.

Las modelos lucieron botas de látex, que colorearon la parte visible de la pierna con tonalidades en contraste con el resto del conjunto.

Raf Simons indagó con nuevas siluetas, desde ajustados monos de "jacquard" de lana, que moldeaban el cuerpo, hasta faldas en trapecio que se unían en la parte alta del vientre a un "top" mediante una arandela que dejaba los costados al descubierto.

También entraron en una nueva fase las icónicas faldas con vuelo y por debajo de la rodilla, con las que Christian Dior quiso renovar el estricto vestuario que había impuesto la Segunda Guerra Mundial.

El aspecto retrofuturista también se plasmó en las psicodélicas y coloridas superficies de los monos y en la cola de caballo de las modelos, cuyo cabello quedaba separado de forma ficticia en dos partes, solo unidas por una anilla.

Stéphane Rolland propuso amplias prendas en línea o consistentes corpiños metalizados.

En el costado, el diseñador construyó aperturas que, como una cala o setas doradas, surgieron del cuerpo y abrió una ventana transparente en el frente de una falda.

Valentino y Viktor & Rolf

Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli, dúo que ostenta la dirección artística de Valentino, expusieron una colección de primavera-verano que incluyó modelos que requirieron 2.800 horas de trabajo.

Los bordados de inspiración rusa en tonalidades rojizas fueron numerosos en la primera parte del recital y fueron dejando paso a los volantes de encaje y a los recubrimientos de brillantes.

Las estructuras de las prendas también demostraron las habilidades de la casa que fundó Valentino Garavani en Roma en 1960, como se pudo observar en los corsés y corpiños, los cuellos como golas simplificadas y unidas al vestido, las capas y las chaquetas construidas.

Para acompasar su hilo conductor, la firma reprodujo frases que ensalzaron los mitos del amor romántico sobre fluidos modelos con flores, nubes y, por supuesto, corazones.

Más vistosa y difícil de vestir fue la propuesta de Viktor & Rolf, firma que desde su regreso a la alta costura hace un año y medio ha utilizado esta línea para explorar los extremos del diseño.

Su intención no es necesariamente inundar los eventos sociales y mediáticos con sus modelos, sino más bien experimentar con materiales, como hicieron con el látex o con la tela sintética de la alfombra roja.

Si la motivación vegetal y floral parece no agotarse nunca, Viktor Horsting y Rolf Snoeren prometieron una nueva visión al rodear a las modelos con vestidos que crecieron voluminosos con toda la exuberancia de la naturaleza.

El cuerpo quedó completamente envuelto por faldas de las que surgieron frondosas plantas de tela que llegaron a unirse a los sombreros de espigas de trigo.

Los bajos de los vestidos cortos se rellenaron con tules para dar forma a una ostentosa corola, que solo salió del campo con los lazos propios de la marca y la extensión asimétrica de la manga.

Jean Paul Gaultier y Elie Saab

Jean Paul Gaultier decidió vestir de boda a todas sus modelos. "¿Por qué no detenerse en la boda y hacer trajes de novia?", se preguntó el modisto francés.

En esta búsqueda, Gaultier supo encontrar una vía de creatividad en los modelos con mitades diferenciadas. Por ejemplo, un modelo se separó en una mitad de vestido ajustado blanco y otra de tafetán rosa con vuelo y pliegues en el corpiño, a la vez que unas varillas entrelazadas despuntaron en un costado a modo de medio miriñaque.

En su primer desfile tras su despedida del prêt-à-porter el pasado mes de septiembre, Gaultier reconoció que desprenderse de esta línea le ha dejado más tiempo para la colección de alta costura.

El modisto libanés Elie Saab expuso su sentido homenaje a Beirut, el lugar que le vio crecer y que él describió como una ciudad generosa, abierta a todas las culturas y con mucho glamur.

Saab imprimió y bordó tulipanes en su colección, en recuerdo al estampado de un vestido de su madre que despertó en él la curiosidad por el oficio con el que ha triunfado.

En medio de una vegetación mediterránea, el diseñador reivindicó la elegancia de su memoria con vestidos con plumas, encajes, perlas, lentejuelas y "plumetti", recubiertos en ocasiones por volantes o pétalos de flor, para terminar con un traje de novia de abultada falda estampada y completamente bordada.

Gustavo Lins, un latinoamericano en el clun de la alta costura

El modisto brasileño Gustavo Lins, único miembro latinoamericano del selecto club de la Alta Costura, regresó  a París con una colección que recupera sus orígenes y los imaginarios de países en los que ha vivido.

"Hay en la silueta algo muy español, con una sensualidad brasileña y un diseño parisino", explicó a Efe este creador asentado desde hace varios lustros en la capital francesa.

Lins apoyó sus prendas en formas estructurales, una decisión que procede de su fascinación por Cristóbal Balenciaga, a quien considera "un excelente costurero, que sabía coser y por eso podía inventar lo que quería".

En esta colección rindió homenaje a España con prendas como "faldas con volantes que hacen pensar en 'Las meninas' de Velázquez, pantalones de talle muy alto como los que llevan los caballeros en la Feria de Sevilla y chaquetas muy cortas".

De Brasil, Lins incorporó el lado más "acuático y vegetal", que contrastó con la rigidez del diseño de París.

* Reportaje EFE

Autores

Carmen Martín