Inventor de la primera batería de tambores andinos, vivió casi dos décadas en Estados Unidos.
Hoy con 67 años, el músico boliviano Álvaro Córdova sigue siendo un espíritu inquieto. En los años 60, influido con el sonido de la guitarra quemante de Jimmy Hendrix, junto a otros dos jóvenes entusiastas creó el grupo Clímax, pionero del rock boliviano.
“Aprovechando el movimiento cultural con el fenómeno de la música y el movimiento social de los hippies en la época del festival de Woodstock, trajimos esa influencia al país. Más tarde grabamos un disco que es un ícono del rock en Bolivia, un long play titulado Gusano Mecánico”.
Con casi cinco décadas dedicado a la música (“Desde que tengo 17, vivo por y para ella”, dice), Córdova no tiene un disco propio. Ha vivido casi veinte años en el exterior, estando en Estados Unidos, Canadá y Argentina, entre otros países, siempre grabando en grupos o apoyando a cantantes.
El músico boliviano es también el inventor de la primera batería de tambores andinos y de la batería Baraine, con la cual dio conciertos como solista en varios lugares del mundo.
Ya con más de cuarenta composiciones propias, llega la hora para que Córdova grabe su primer disco solista. De todo su amplio acervo, optó por trece temas propios para que formen parte de este particular proyecto.
Integrante de grupos como Las Tortugas, Loving Darks, OM, Altiplano y Metrópoli, Córdova es también un interesado por el cosmos y la mecánica cuántica, por lo que le apasionan los libros de Carl Sagan y Stephen Hawking, además de ser un férreo defensor del medio ambiente y de los animales.
Todos los intereses de su inquieto espíritu espera plasmarlo en su primera incursión solista.