La diseñadora de moda colombiana habla sobre su trabajo acercando su trabajo y las culturas originales de Colombia.
El mundo de la moda suele ser criticado por la frivolidad y falta de propósito más allá del lujo. Pero si hay un nombre en esta industria que puede derribar ese mito por sí solo, es el de Amelia Toro.
El motivo está en una esquina, en el fondo de su tienda en Bogotá. En un perchero algunos abrigos coloridos destacan sobre el fondo blanco y unas tradicionales mochilas colombianas. La diferencia con muchas otras que quizás podrían parecerse en apariencia, está en el proceso detrás.
En 2017 la diseñadora recibió el reconocimiento Women Together en la Naciones Unidas por su trabajo de recuperación de la cultura de las comunidades indígenas wayús, kunas y Putumayo. Pero más allá de copiar los diseños originales, Toro trabaja directamente con las tribus, comprando su trabajo tradicional real, alterando lo menos posible su legado.
En entrevista con LifeStyle, y en el marco de las actividades de la Bogotá Fashion Week, habla sobre su trabajo y la inquietud por la recuperación cultural.
¿Cómo llegó a reconectarse con la cultura colombiana y a decidir trabajar sus diseño en torno a ella?
Como viví tantos años por fuera de Colombia y estudié en otros países, uno añora sus raíces. Además tuve la oportunidad de ver muchos lugares donde las raíces y las culturas se protegen. Por ejemplo, en el sureste de los Estados Unidos, hay museos donde se encuentra todo el trabajo de los indígenas. Y al ver eso, yo pensé en que debería hacer algo por nuestras culturas indígenas. Ya tuve la oportunidad de salir, ahora quiero hacer algo, eso pensé.
Y desde que llegué, Colombia ha pasado por unos tiempos muy difíciles. Los últimos 20 años que he estado acá fueron complicados. Con mucho esfuerzo hemos tratado de trabajar con ellos ya prender mucho de ellos. Es más lo que ellos me han dado, que lo que yo puedo hacer por ellos.
Hoy por hoy, 15 años después, hemos logrado que sea moda. Mucha gente se pone hoy una mochila tradicional, cuando antes nadie usaba una mochila.
Desde muy joven yo tenía una tía que fue la que fundó en Colombia Artesanías de Colombia y eso fue una influencia grande para poder arrancar con todo esto. Hoy ya he hecho muestras en todo el mundo de este trabajo.
En la tienda podemos ver por un lado piezas un poco más comunes de moda y por otro lado estas creadas en trabajo conjunto con los indígenas, que son muy diferentes visualmente ¿Son también diferentes para ti?
Bueno, estas prendas (las más comunes) las hago porque amo la moda y porque necesito vivir, obviamente. Pero poder hacer la mezcla es el punto exacto que busco.
¿Cuál es su visión de este rol un poco más distintivo de la moda?
Para mi, yo veo a la moda desde un punto de vista intelectual en ese tema, tenemos una responsabilidad con nuestras culturas, con nuestra herencia. Y como diseñadora de modas es la forma en que he yo he podido aportar a eso. Porque no es solo eso, también es
Empecé a trabajar aquí sin mano de obra calificada y ¿cómo poder trabajar y exportar sin eso? así que básicamente lo que yo he hecho es enseñar a mujeres y hombres. Muchos padres solos con sus hijas que trabajan conmigo y que han estado conmigo por 20 años.
Cuando yo trabajé en la India, me di cuenta que era terrible el trabajo en los talleres. Solo pegar mangas toda tu vida es algo de lo que yo no capaz. Y no sería capaz de pedirle eso a una costurera si yo no lo puedo hacer. No podría vivir solo pegando mangas.
Después de eso, decidí que cada una de mis prendas son hechas por una sola persona y cada persona firma su pieza. De esa manera comparto mi marca y les doy el crédito que todos ellos merecen por su trabajo.
¿Siguiendo la línea de la tendencia que hay hoy del comercio justo?
Sí, pero yo lo llevo haciendo desde que eso no existía, no lo pensaba así.