Se cumplen 30 años de la invasión argentina a las Islas Falkland. Esto nos invita no sólo a la conmemoración, sino también a la reflexión, especialmente pensando en aquellas familias argentinas y británicas que perdieron a sus seres queridos en las batallas de 1982. En el Reino Unido recordamos a los 255 soldados que sacrificaron sus vidas por un principio inviolable: proteger el derecho de los habitantes de las Falklands a decidir por quién querían ser gobernados.
Debemos recordarle al mundo que desde los años de la liberación, los isleños han repetido inequívocamente su deseo de mantener su estatus constitucional, identidad nacional y vivir pacíficamente con sus vecinos de América Latina. Mientras la gente de las Falklands continúe expresando ese deseo, el Reino Unido los defenderá y apoyará.
Durante los últimos 30 años mucho ha cambiado y a pesar de los retos de un aislamiento geográfico relativo, los isleños han crecido y prosperado. La población de las Falklands se ha duplicado y ahora suman ya tres mil habitantes. El Producto Interno Bruto se incrementó de cinco millones de libras en 1980, a más de 100 millones en años recientes. En resumen, los isleños han desarrollado una economía saludable basada en el turismo, la pesca y ahora, la industria de los hidrocarburos.
Esta transformación ha coincidido con un cambio más grande y significativo en América Latina. Las democracias han florecido y el comercio entre los vecinos está impulsando el progreso socioeconómico en toda la región. Éstos son avances que nosotros recibimos positivamente. El creciente potencial de las relaciones entre Gran Bretaña y los países latinoamericanos se está comenzando a notar desde que aumentamos nuestra presencia diplomática, con más empleados y más misiones, y ha incrementado dramáticamente el número de visitas ministeriales a la región desde 2012. Estamos en vías de duplicar, en 2015, nuestro intercambio comercial con Brasil, con Colombia y sí, también con México.
A pesar de la política regional, los habitantes de las Islas Falkland están interesados en jugar un rol importante en la nueva realidad de la zona. El intercambio entre las islas y Sudamérica ya existe, pero hoy en día su potencial es aún mayor. Como democracias maduras del siglo XXI, debemos aprovechar las oportunidades económicas disponibles para aquellos dispuestos a comerciar abiertamente en un mundo cada vez más interconectado. Bruno Ferrari, secretario de Economía, afirmó recientemente el interés que tiene México por incrementar el libre comercio con sus socios en el mundo. Esto, en miras a la próxima reunión de ministros de economía del G20 es una excelente noticia.
Por otro lado, al gobierno argentino le ha costado trabajo entender el progreso de las Falklands y ha puesto en marcha medidas que dificultan la operación de la industria isleña de hidrocarburos, acosan a los buques pesqueros y amenazan con cortar la única ruta área entre las islas y Sudamérica. Todos esos esfuerzos para intensificar un desacuerdo -que ni nosotros ni la gente de las islas han provocado- están fuera de los li*Etneamientos de la cooperación internacional actual.
Si los aniversarios nos proporcionan un pretexto para la reflexión, éste es el momento para pensar cómo trabajar juntos por nuestros intereses comunes en los próximos años. Países con desacuerdos bilaterales siguen colaborando en áreas donde existen beneficios mutuos. Deseamos que esto ocurra con todos los países de Latinoamérica, incluida Argentina.
*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.