Poco después del triunfo de la izquierdista Susana Villarán en la elección para alcalde de Lima, en octubre de 2010, nos preguntamos en AméricaEconomía si aquél era “el inicio de un nuevo ciclo”. La provincia de Lima representa aproximadamente un tercio de la población electoral peruana y encarna el gran centralismo o concentración de las finanzas, la producción y el comercio. Allí había ganado Villarán.
A dos años de iniciado su gobierno municipal, el desestabilizador sistema de revocación de mandato y un cúmulo de errores políticos y de gestión, han llevado a Villarán a un proceso electoral que se definirá el próximo 17 de marzo en un sufragio en el que 6.358.317 votantes decidirán al suerte de la alcaldesa de Lima.
De manera que hasta ahora el ciclo no ha sido favorable para Villarán ni para la izquierda que ella encarna. Tras su triunfo en 2010, Villarán se incorporó a la liga mayor de la política peruana; su figura se erigió como la sucesora de Alfonso Barrantes, el líder más importante de la izquierda peruana en los últimos 50 años, quien también fue alcalde de Lima.
Hasta donde ha llegado en su período municipal, Villarán no ha logrado la percepción de eficiencia en la realización de obras que mejoren la calidad de vida de los limeños; no ha podido modificar la percepción de que la izquierda carece de capacidad ejecutiva y tampoco ha anclado entre los pobres para ponerlos de su lado. Hasta ahora, la oportunidad que recibió ella y un sector de la izquierda peruana no ha sido bien aprovechada.
A dos semanas del día del sufragio, la lucha por el “si” y el “no” a la revocación del mandato municipal es muy fuerte e intensa. La línea divisoria que separó a Ollanta Humala de Keiko Fujimori en el balotaje de junio de 2011 se ha reproducido de manera casi exacta en este proceso electoral. El partido aprista (Alan García), Fuerza 2011 (Keiko Fujimori) y Solidaridad Nacional (Castañeda Lossio) apoyaron a Keiko Fujimori en 2011 y hoy están con el “si” a la revocación de mandato de la alcaldesa. Gana Perú (Ollanta Humala), Fuerza Social (Villarán) y Perú Posible (Alejandro Toledo) apoyaron a Humala el 2011 y ahora están con el “no” y quieren que la alcaldesa se quede y culmine su periodo.
La historia se repite al punto que en la provincia de Lima Fujimori ganó a Humala por 54% a 46%, y hoy en las encuestas el “si” lleva ventaja al “no” por 54 a 46%... increíble pero cierto, aunque usted no lo crea. Por cierto, de aquí al día del sufragio los números de las encuestas pueden cambiar mucho, como sucede siempre en las elecciones más importantes en el Perú.
Sin embargo, ha sorprendido que el Partido Popular Cristiano haya expresado públicamente su respaldo a Villarán, al igual que Pedro Pablo Kuczynski (PPK), quien es el símbolo pro mercado más visible de la política peruana. Independientemente de su propósito de tomar distancia de la derecha con miras a las presidenciales del 2016, el mensaje de PPK es muy interesante: “los problemas que tenemos en esta ciudad son muy difíciles de resolver y la alcaldía no tiene el control de varios de ellos (…) esto nos va a costar inestabilidad gubernamental, por ello yo abogo por la institucionalidad”.
En 2010, cuando Villarán se convirtió en una posibilidad para la alcaldía de Lima, PPK estuvo alarmado por la eventual reacción desfavorable de los mercados financieros internacionales, que verían cierto riesgo en el Perú. Hoy ve en Villarán “la institucionalidad”. Interesante.
Es muy difícil hacer un pronóstico a dos semanas del sufragio. No obstante, podemos afirmar que si Villarán es revocada, perderá algo más que la alcaldía y su futuro político será incierto. Y si no es revocada, ganará algo más que una elección, pues será la heroína de la película, su imagen crecerá y las presidenciales del 2016 serán su nuevo objetivo.