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Argentina: si no hay dinero para el gas, no hay dinero para el fútbol
Lun, 25/07/2016 - 10:25

German Fermo

Argentina en default: la única opción es una solución de mercado
German Fermo

Germán Fermo es Director de MacroFinance y de la Maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (Argentina). Posee un Ph.D. en Economía en la  Universidad de California y una especialidad en estrategia de opciones en ETF's y monedas.

Si el Estado argentino se corriera del subsidio al fútbol, la solución privada va a aparecer, sólo falta una señal clara y contundente. Al permitir que se destinen recursos públicos para financiar al fútbol, el gobierno de Mauricio Macri perderá toda la autoridad moral para reclamarnos un ajuste. 

A esa gente a la que el gobierno le viene diciendo que la energía no puede ser gratis, ¿cómo le vas a explicar que existen recursos para financiar la ineficiencia futbolera? Los subsidios al fútbol le dan la oportunidad al gobierno de enviar un mensaje contundente: en un país quebrado no puede haber financiación pública para lo socialmente inservible. Sin embargo, la decisión gubernamental parecería ser totalmente opuesta: se financiaría al fútbol en un país en donde al mismo tiempo nos sugieren consumir menos energía porque no tenemos recursos para producirla.

Pero: ¿qué tal si la historia de fondo fuese distinta a lo que aparenta ser? ¿Qué tal si los subsidios al fútbol son en realidad la devolución de favores políticos para ciertos personajes que ayudaron en la campaña? Los subsidios al fútbol, representan ganancias “para alguien” del lado privado del balance. 

El fútbol es un negocio tremendamente lucrativo del otro lado de la ecuación. Si este fuese el caso, esto es peronismo 101: el fútbol es otro ejemplo de cómo la Argentina socializaría las pérdidas de los privados. ¿Cambiamos? ¿Dónde?

Los argentinos nos acostumbramos a ver cercenados principios básicos protegidos por la Constitución Nacional: educación, salud, justicia, por citar algunos. Si la memoria no me falla, no recuerdo ningún artículo de nuestra carta magna que garantice el derecho al fútbol. Sin embargo, se destinarían 2.500 millones de pesos a subsidiar a la AFA y ante la irritación que esto me genera, pregunto: ¿qué hubiera hecho Sarmiento ante una circunstancia similar? Si no hay plata para escuelas, hospitales y energía, ¿hubiera Sarmiento destinado recursos a algo así de inservible como el fútbol? El subsidio al fútbol representa un test de dos dimensiones respecto al verdadero ADN de “Cambiemos”.

Primera dimensión: ¿Qué tan pro-mercado eres, Cambiemos? Si entiendo bien, estos chicos de Cambiemos, que al día de hoy no me queda claro si son radicales reciclados, o peronistas reconvertidos o simplemente un partido social-demócrata con el nombre equivocado, nos vendieron la historieta de que en principio apoyan la libertad de mercado como concepto general. Si así fuese, un principio básico de la ley de mercado es que si no sos rentable, desapareces. Es decir, el mercado es muy cruel con los perdedores y, por lo tanto, muy darwiniano.

Parecería que el fútbol no es rentable, entonces, que sea el mismo fútbol que encuentre su forma de supervivencia y si no puede hacerlo, que quiebre. Dejémoslo totalmente en manos privadas y si no hay solución, será entonces que como proyecto de inversión no sirve y por lo tanto deberá desaparecer.

¿Se animará Cambiemos a aplicarle al fútbol la misma disciplina que le pide a muchos otros sectores de la actividad privada? ¿Por qué el sacrificio siempre tiene que venir del privado? Qué tal si el gobierno nos da el ejemplo, diciéndole NO al fútbol?

Segunda dimensión: ¿Qué tan populista eres, Cambiemos? Uno de los pilares de este movimiento era un “NO” rotundo al populismo comprador de votos. ¿Qué tal si Cambiemos muestra liderazgo y le dice a los argentinos que es inadmisible dedicar recursos en algo tan irrelevante como el fútbol? Tengo la sensación que, desde que asumió este gobierno, no se toma una sola decisión sin antes preguntarse cómo impactará en la opinión pública. No creo que Winston Churchill en la Segunda Guerra Mundial le pidiera a los ingleses “sangre, sudor y lágrimas” y le haya importado la opinión pública. Probablemente, hizo lo que creyó correcto, de eso se trata ser líder, mostrar el camino aun cuando no guste. Si no hay dinero para el gas, no hay dinero para el fútbol, díganlo de una vez y se ganarán el respeto de muchos: en política también paga tener huevos de elefante y no pasarse todo el tiempo sonriendo frente a la camarita e intentando quedar bien con Dios y con el Diablo.

Gobierno: asuman la carga de comunicarnos que en un país donde “no hay para el gas”, no puede “haber para el fulbo”. Es cierto que por cada corrupto que aparece revoleando bolsas de efectivo, la gente se olvida por momentos de la decepción que este gobierno ha sido en lo económico, en especial en lo fiscal. La corrupción le ha dado un importante oxígeno a los variados yerros económicos. La disciplina fiscal con la que comenzó este gobierno se fue diluyendo con el transcurso de los meses. 

La urgencia electoral los obliga a utilizar muchas de las recetas populistas del peronismo. Hasta podría llegar a entender el porqué de tanto keynesianismo hacia el futuro. Pero si Cambiemos quiere hacerle honor a su propio nombre, su versión de populismo debería al menos tener algunos límites. Los subsidios al fútbol son una oportunidad de “marcar la cancha” y el presidente Macri debería demostrarnos que en un país quebrado no puede haber un sólo peso destinado a lo superfluo. Si lo inservible quiere sobrevivir, que se autofinancie en forma privada o desaparezca para siempre. El fútbol, no es una causa nacional, diría Sarmiento; el Presidente Macri debería indicarnos exactamente lo mismo o cambiarle el nombre al partido que lidera.

*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.

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