Pasar al contenido principal

ES / EN

Atentado en Berlín: un día que cambiará a Alemania
Mié, 21/12/2016 - 10:44

Alexander Kudascheff

Zarandeados por la imagen del pequeño sirio Aylan Kurdi, muerto en la playa
Alexander Kudascheff

Alexander Kudascheff es redactor jefe de Deutsche Welle.

El atentado de Berlín estremeció a Alemania. Y la horrorizó. Doce personas murieron y casi cincuenta resultaron heridas, en parte grave. El ataque, el terror estuvo dirigido contra todo el país y la sociedad libre en la que viven los alemanes. El blanco fue un símbolo de paz: una mercadillo navideño visitado por millones de personas en época de Adviento; no solo por alemanes, sino personas de todas las nacionalidades, que despreocupadamente lo visitan con alegría prenavideña y olvidan ahí, por un par de horas, el estrés del día a día.

Terror contra todos

El atentado, este terror asesino es, por tanto, un ataque contra todos los que vivimos en libertad y despreocupadamente. Es un acto bárbaro contra nuestra libertad. El terror de Berlín cambia a toda Alemania. Ya no estamos, como se sostuvo por mucho tiempo, en el punto de mira del terrorismo internacional, somos su víctima. Igual que los británicos, los franceses, los españoles, israelíes, estadounidenses y otros.

Poco importa si el atentado fue perpetrado por un individuo con problemas psicológicos, un lobo solitario con intenciones asesinas o por un grupo con trasfondo fundamentalista. Le da a la médula de una sociedad libre, de una sociedad abierta. El ataque va dirigido además contra un mercadillo de Navidad, un símbolo cristiano, una expresión de tradición e identidad alemana y europea.

La canciller tiene razón. Este es un día difícil para Alemania. Y se siente. ¡Este atentado es un presagio! La mentalidad de la sociedad alemana cambiará. La levedad, la despreocupación disminuirán. La libertad tan amada que no queremos dejarnos robar por el terrorismo, esa tan mentada libertad, será desplazada por un profundo sentimiento de inseguridad. Alemania se sentirá insegura. Imperará la inseguridad.

¿Seguirá el terremoto político?

A la tragedia se suma el posible terremoto político, que suelen traer consigo este tipo de atentados, cuando son perpetrados por un refugiado. Una persona que pidió protección a este país. Una persona que buscaba asilo y que lo recibió. Una persona a la que este país no rechazó.

Si realmente el autor es un refugiado al que Alemania le abrió de forma amable y descontrolada las fronteras el año pasado, entonces a la política de refugiados de la canciller le esperan tiempos tormentosos. La simpatía y amabilidad social de cara a los refugiados se verá perjudicada. El pensamiento nacionalista y de derechas registrará una victoria. La sociedad liberal se retraerá. El clima político interno se encrudecerá. La libertad interna se verá perjudicada desde sus entrañas.

Es importante que en un día como este se guarde la calma y la tranquilidad. Pero cada vez resulta más difícil mantener la clama. La noche del 19 de diciembre es una noche que cambiará a Alemania. ¿Cuánto? Eso está por verse.