Silvio Berlusconi es único en la política. Tiene la habilidad de aparecer y desaparecer cuando él se lo propone, y si lo dan por muerto regresa y se coloca en el centro del escenario que es su lugar preferido. Desde allí puede observar a todos los actores que lo rodean, tanto para denigrarlos como para abrazarlos como si siempre los hubiera amado.
Sin términos medios, fiel a su estilo. Eso le permitió saltar del mundo empresarial a la política en un momento de descomposición del sistema de partidos políticos de masas y comprender mejor que nadie la transformación de la sociedad italiana y el rol de los medios de comunicación. Berlusconi es un gran comunicador carismático y se mueve mejor que nadie cuando se encienden las luces. En realidad, es él quien las enciende y apaga cuando quiere. De esta manera instala la agenda de debate político y obliga a los otros que giren alrededor de su persona y de todo lo que dice y hace. Él sabe cuándo tomar la iniciativa y en una campaña electoral eso puede ser decisivo.
Meses atrás sus escándalos amorosos parecían haberlo condenado a las secciones amarillas de los diarios y la televisión. Después de asegurar que no se presentaría más como candidato, el 8 de diciembre -para sorpresa de propios y ajenos- resurgió de las cenizas. Aseguró que volvía porque no podía ver como el país que amaba se estaba degradando. “Siento el deber –dijo- de no dejar que el país se degrade hasta caer en el abismo (…) Vuelvo con desesperación a interesarme en la política, de nuevo, por responsabilidad".
En poco más de un mes revolucionó la campaña electoral. El 3 de febrero prometió que devolvería el dinero que se cobra de un impuesto inmobiliario municipal y obligó a todos los candidatos a que se pronuncien sobre el tema. Poco le importa que muchos digan que es un disparate o que es imposible realizarlo. Él insiste en que eliminará el impuesto por la primera propiedad y que devolverá el dinero por correo a los que pagaron el impuesto en 2012.
A fines de enero contrató para “su” Milán al jugador Mario Balotelli, figura controvertida como pocas. Antes de comprarlo había dicho que tenerlo a Balotelli era como meter un “melón podrido” en un cesto de frutas. Pero lo contrató. “¿Cuánto vale Balotelli en clave electoral?” titularon varios medios de comunicación. Según algunas encuestadoras consultadas por “Il Corriere della Sera”, unos dos puntos porcentuales. Y tuvo suerte. El delantero debutó con la casaca rojinegra y convirtió dos goles para alegría de “il Cavaliere”.
Dicen que Berlusconi está muy atento a lo que se discute en las redes sociales y descubrió que uno de los temas más tratados tiene que ver con los animales domésticos. Ni lerdo ni perezoso el 3 de febrero apareció con una hermosa perrita vagabunda -que encontró en la calle- en brazos para incorporar a la campaña electoral la lucha contra el abandono de los animales y una nueva ley que proteja a más de 45 millones de mascotas que hay en los hogares. Un maestro; aunque por ahora los perros y gatos no voten.
Todavía ninguna encuesta lo da ganador de las elecciones del 24 y 25 de febrero, pero todos se ven forzados a discutir los temas que tira sobre la mesa. Según el último número de “Panorama” -la conocida revista semanal que lo muestra sonriente y seductor en la tapa- las elecciones ahora se han convertido en un referéndum a favor o en contra de Berlusconi. Todavía faltan dos semanas para las elecciones, pero que nadie se extrañe si Berlusconi saca algún otro conejo de la galera.
*Esta columna fue publicada originalmente en agencia Télam.