El Directorio Ejecutivo del Banco Mundial (BM) anunció la semana pasada una “nueva estrategia de alianza con Guatemala” para el 2013-1016. El monto de la “asistencia financiera” será de US$525 millones y, de entrada, nos están aprobando un préstamo por US$200 millones. Seguimos endeudándonos para pagar por el gasto público. ¿Qué país ha salido de pobre con esa tendencia?
El comunicado de prensa es un poema. Dicen que el crédito será usado para “para apoyar los esfuerzos de Guatemala para aumentar su espacio fiscal y ampliar las oportunidades para los segmentos más vulnerables de la sociedad.” Suena lindo, ¿no? ¿Qué gobierno puede rechazar un crédito a 25 años plazo con diez de gracia y una “baja” tasa de interés? ¿Por qué no? De todas maneras ellos ya habrán dejado el poder y otros tendremos que hacerle frente al pago. No digamos si la deuda es para buscar aumentar los impuestos y continuar con los “programas sociales” que contribuyan a los objetivos políticos de corto plazo del partido de turno. Vamos mal.
Este nuevo crédito se viene a sumar a los más de US$1.300 millones de deuda que ya tenemos con el BM. ¿Cómo podemos hacer entender a la gente que “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”? ¿Que no importan las lindas promesas de los comunicados de prensa, sino únicamente los resultados? No puede ser una buena noticia que los gobernantes nos vayan a heredar una deuda de US$525 millones en los próximos cuatro años. ¿Qué beneficios concretos han dejado los US$1.300 millones que ya le debemos al BM? Burócratas nacionales e internacionales son coyotes de la misma loma.
Los defensores de ese endeudamiento me reclamarán mi “falta de sensibilidad” ante la situación de pobreza de la mayoría de guatemaltecos. Que no podemos esperar a que el sector privado les dé empleo. Que, ante la urgencia, hay que aceptar la “ayuda internacional” que generosamente nos ofrecen. Ojalá fuera así de fácil. Ojalá que el camino al desarrollo se empedrara con US$1.825 millones de préstamos blandos. Pero la realidad es otra. El dinero se gastará, se malgastará y muchos saldrán de la pobreza; no necesariamente los más pobres… Al final del plazo, todos los ciudadanos, pero especialmente los más pobres, tendrán que pagar por la irresponsabilidad de funcionarios nacionales e internacionales. Habrá que crear más de US$15.200 millones de riqueza para que, con 12% de carga tributaria, se conviertan en US$1.825 de impuestos que irán de regreso al BM más intereses… ¿Quién lo hará? ¿El presidente? ¿El ministro de Finanzas?
Se nota que no queremos entender que no hay atajos para el desarrollo. Si queremos salir de la pobreza tendrá que ser tomando decisiones correctas por nuestras propias pistolas. Lo peor que podemos hacer es seguir endeudándonos cual alcohólicos que se quitan la goma con más licor. Hoy somos un país pobre. Si seguimos así, mañana seguiremos pobres, nada más que también altamente endeudados. Honduras y Nicaragua ya pasaron por ese camino. No permitamos que los políticos guatemaltecos y los funcionarios del BM también nos lleven a ese despeñadero.
*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.