¿Quién no disfruta de una aromática y deliciosa taza de café en la mañana o después de una estupenda comida? El café es la bebida energética por excelencia. Para muchos venezolanos, el café es un bien de primera necesidad, la principal fuente de energía para afrontar un día dinámico que comienza muy temprano. Pero es larga la historia de este maravilloso grano hasta llegar a nuestras tazas, y es una historia muy interesante, porque también nos sirve para recordar la dramática historia de la economía venezolana.
El café es originario de Etiopía. Tal como cuenta el barista venezolano Pietro Carbone en su libro "Pasión por el café con aroma venezolano", hay varias leyendas respecto al descubrimiento del grano de café. Una de ellas es especialmente fantástica: un pastor llevaba a sus cabras a pastar a diario a varios lugares. Un día se dio cuenta que las cabras empezaron a enloquecer, por efecto de algo que comieron y las puso hiperactivas. Luego cuando se les pasó el efecto, el pastor descubrió que habían comido de una planta de granos rojos, la cual probó. Más tarde cuando llevó la planta a su cultura, descubrieron que con ella se podía preparar una maravillosa infusión energética si los granos se tostaban… Resulta que esos granos eran de… ¡café!
El cultivo del café se extendió por toda la Península Arábiga, de allí el origen del nombre café arábiga. Su viaje a Europa fue de la mano de marineros holandeses que lo cultivaron en sus colonias en Java. A Francia llegó a través de sus conexiones con Turquía. Luego se propagó por toda Europa y de allí a América. Holanda y Francia trajeron el cultivo del café a América. Por ejemplo, el teniente Gabriel Mathieu de Clieu transportó la planta de café desde Nantes a las posesiones francesas en las Antillas; y de acuerdo a las descripciones de su diario, cuidó a la planta como un bebé, compartiendo con ella hasta su escasa ración de agua, pues sabía lo importante que ésta sería para el futuro de Francia.
El café llegó a tierras venezolanas en 1730, en el siglo XVIII. Los jesuitas lo llevaron a las misiones en el Orinoco y Caroní. Su cultivo llegó al valle de Caracas en 1741, durante pleno auge del cacao como único rubro de exportación. La primera plantación importante de café de Caracas se hizo en Chacao, en la hacienda "La Floresta". El café reemplazó al cacao como rubro de exportación en el siglo XIX, después de la independencia y la desaparición de la Casa Guipozcoana. El café tomó relevancia como rubro de exportación en Venezuela cuando aumentó el consumo mundial del café, especialmente en Estados Unidos, a mediados del siglo XIX.
El café es hoy día la bebida más consumida en el mundo. Pero su precio, en comparación al precio internacional del cacao, es relativamente menor. Sabemos que lo que más encarece una taza de café son los costos asociados a la ubicación de la cafetería donde te la tomas y los costos conexos al servicio que te prestan. Pero el café siempre vale su precio, porque es placer y cultura líquida, por eso seguimos pagando ese precio en cualquier ciudad, sin muchos remordimientos. El café es una pasión mundial, la base ideal para la conversación entre personas, para tratar sobre temas variados.
En Venezuela tradicionalmente se exportaba café en el siglo XIX y hasta inicios de la explotación petrolera a comienzos del siglo XX, se exportaba un grano de café de extraordinaria calidad, que demandaban las economías de mayor consumo en el mundo. Pero la verdad es que la economía venezolana siempre ha sido una economía eminentemente mono exportadora. En el pasado fueron el cacao y el café; hoy en día es el petróleo. Han pasado poco más de dos siglos desde la independencia de nuestro país del dominio español y aún en todo ese tiempo la economía venezolana no ha logrado la diversificación de los sectores productivos, ni la independencia de las importaciones.
No obstante, hoy en día se producen en Venezuela los rubros de cacao, café y petróleo por debajo de su potencial; el petróleo apenas nos alcanza para exportar y por el comportamiento de su precio internacional, es escasamente rentable. Por otra parte, tanto los rubros café y cacao han experimentado una demanda explosiva en el mundo, mientras la economía venezolana ha derrochado las ventajas comparativas que posee en la producción de un grano de café y de cacao de calidad extraordinaria. A pesar de eso, en Venezuela el café no ha dejado de ser de primera necesidad en nuestras costumbres de consumo, pero su producción, así como de tantos otros productos agrícolas, ha caído significativamente, generando una escasez incontrolable.
Los invito que no se pierdan una taza de café mientras leen este artículo y reflexionan por qué la economía venezolana no produce suficientemente lo que la demanda de los consumidores le exige; por qué no exporta renglones como café y cacao en los que tenía ventajas comparativas, y por qué a pesar de toda la cafeína que tenemos los habitantes en la sangre, nos hemos dormido en la carrera del desarrollo, como hizo la liebre de la fábula de La Fontaine. Por qué un país que percibió ingresos muy elevados durante la bonanza petrolera de los últimos años, hoy en día es la economía más pobre de la región; por qué es sin dudas un ejemplo de derroche indiscriminado de recursos con un costo de oportunidad tan elevado, que se traduce en la pérdida drástica de bienestar y felicidad material de su gente.