No hay duda, China ha iniciado un proceso de consolidación donde no solo es visible una posición de cooperación, sino que también el inicio de un tipo de poder-duro (hard-power). Entre otras variables, esto se debe a la oportunidad única que la llegada de Donal Trump ha dado a este país para avanzar en este objetivo. Desde esta perspectiva, el retiro de los Estados Unidos del TPP solo fortalecerá la consolidación de China como actor en la región del Asia-Pacífico. Así, todo indica que la política exterior de Trump ha abierto un nuevo momento para China, que sin ser necesariamente aún un poder global, está alcanzando un mayor rol regional en Asia: Norte, Este y Sur.
Un nuevo ejemplo de esto se puede observar en la tensión que se experimenta entre China y Corea del Sur. Efectivamente, hoy las relaciones bilaterales entre ellos se encuentran en un punto de alta tensión. La primera y más creíble explicación es que en julio de 2016, producto de la amenaza que representan los programas nucleares y de misiles de Corea del Norte, Corea del Sur aceptó la oferta de Estados Unidos de desplegar el sistema de Defensa Área de Alta Altitud Terminal (THAAD, en sus siglas en Inglés). Esta decisión está orientada a que China, país que ve en el despliegue del sistema THAAD una amenaza a su capacidad disuasiva regional nuclear, tome medidas económicas contra Corea del Sur.
Por ejemplo, se han cerrado 50 tiendas de la empresa surcoreana Lotte Group. Del mismo modo, China ha tomado algunas medidas que afectan los sectores de turismo y cosmético. A este respecto, en momentos de alta tensión de política nacional (el fin del gobierno de la ex presidenta Park, y en la península de Corea, el avance de los programas nuclear y de misiles de Corea del Norte) y la mayor actividad militar en la disputa por el dominio de la zona marítima adyacentes a las Islas Spratly y Paracel, se suma el efecto que puede tener en la economía de Corea del Sur las medidas tomadas por China como represalias. La decisión de Corea del Sur fue de carácter de seguridad nacional. La incapacidad de China para jugar un rol más activo en la contención de Corea del Norte, la obligó a tomar el ofrecimiento del sistema THAAD.
Para nuestra región esta presión económica que China ejerce en Corea del Sur no es nueva. En 2010 y 2016, China restringió la importación de soya desde Argentina. En 2010 como respuesta a lo que fue definido como medidas proteccionistas locales; en 2016 para detener la construcción de obras públicas (las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner).
Desde mi perspectiva, lo que ocurre hoy entre China y Corea del Sur nos presenta dos cuestiones sobre las cuales reflexionar. La primera, observar el otro lado de una misma moneda que China comienza a transparentar; donde sus acciones de política exterior ya no solo son de cooperación, sino también de querer experimentar con el juego de la hegemonía. La segunda, es la del tipo de líder global en materia de promoción de libre comercio e integración comercial que China puede comandar. Esta cuestión, luego de celebrase en Chile la reunión "Diálogo de Alto Nivel en Iniciativas de Integración en el Asia-Pacífico", con la participación del ejecutivo para asuntos de Latinoamérica de China, Yin Hengmin, es una de las materias centrales para ser considerada.