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El "tigre" es peruano
Mar, 28/11/2017 - 13:29

Oswaldo Morales

Cultura organizacional y liderazgo en empresas familiares latinoamericanas
Oswaldo Morales

Profesor del área de Administración, Universidad ESAN. PhD en Estudios Internacionales, Graduate School of Asia Pacific Studies, Universidad de Waseda (Japón). MBA ESAN (Perú), Maestría en Economía y Regulación de los Servicios Públicos, Universidad de Barcelona (España) y estudios de Maestría en Derecho Empresarial, Universidad de Lima (Perú). Es abogado además de esta última casa de estudios. Sus artículos han aparecido en revistas como Business, Anda News, Links Japan Perú, Diario El Comercio, Diario Gestión, entre otros.

Una tarde de julio de 1985 me encontraba frente al televisor viendo los últimos minutos del partido que la selección peruana jugaba de visita frente a su similar de Argentina. No era un partido cualquiera, porque un triunfo nos permitía clasificar directamente al mundial de México 86 y al frente teníamos nada menos que al equipo liderado por Maradona. A pesar de los buenos jugadores que tenía la selección argentina, el Perú ya le había ganado en Lima con un gol de Oblitas aquella noche en la cual Reyna anuló a Maradona con una pegajosa marca hombre a hombre.

Estaba orgulloso de ese aguerrido equipo, donde José Velásquez imponía respeto acompañando a un talentoso Cueto y en la delantera deslumbraban por las puntas "patrulla" Barbadillo y Oblitas. Iniciando el partido un descalificador foul a Franco Navarro, nuestra carta de gol, nos había golpeado, porque el árbitro solo puso una amarilla y el goleador tuvo que retirarse dejando el equipo mermado. Pasculi aprovechó el desconcierto peruano para adelantar a los gauchos, sin embargo, esa noche Cueto estuvo diablo y tuvo participación directa en los goles de Barbadillo y Velázquez, que voltearon el partido a los locales y nuevamente los fantasmas de las eliminatorias del 70, donde eliminamos a los argentinos, empezaron a acechar el Monumental de Núñez.

Faltaban apenas nueves minutos para finalizar el partido cuando el gran Passarella se manda una corrida por la derecha del campo de juego para enviar un balón cruzado que roza en el portero Acasuzo y en la línea de gol un delantero argentino toca la pelota para meter uno de los goles que más duro me golpearon. Era Ricardo Gareca. Era la primera vez que lo veía y en ese momento su grito de gol y su felicidad solo representaban tristeza y dolor para mí. Después nos tocó jugar un pre repechaje que perdimos con Chile.

Yo tenía 15 años de edad y la ilusión era grande por volver a ver a mi selección de futbol en un mundial. Aún recordaba los goles de Cubillas en Argentina 78 y la humillante goleada de 6 a 0 frente a la misma Argentina. El futbol significaba mucho más que una alegría; era parte de mi vida. Tenía la idea, al igual que muchos compatriotas, que nuestro equipo era de los mejores del continente y la clasificación era solo cuestión de tiempo.

Con el correr de los años vinieron más frustraciones después de nuestra última clasificación a España 82, pero hoy día, después de 36 años, no pude evitar que algunas lágrimas se me escaparan de los ojos al ver a todo un estadio gritando el nombre de Perú y el de Gareca en agradecimiento a esta esperada clasificación.

Hoy tengo 47 años, el "tigre" -apelativo con el que se le conoce a Gareca- tiene 59 y a lo lejos me pareció verle esbozar una amplia sonrisa y también soltar algunas lágrimas, esas mismas que calleron cuando con dolor supo que a pesar de ese gol que clasificó a su selección, no iría a la cita mundialista de México 86, la que coronó como campeona del mundo a su selección y convirtió en un mito a Maradona.

El "tigre" es peruano porque a pesar de que con ese gol agónico nos dejó fuera de un mundial, hoy se reivindica con su pueblo. Sí, con su pueblo, porque hoy puedo decir que Ricardo Gareca es peruano de corazón. Después de un arduo camino y con la convicción de que podía hacerle creer al jugador peruano en sus posibilidades, las mismas de las cuales nosotros mismos dudábamos, puede decir tarea cumplida.

Esta es también tu revancha, "tigre", porque por fin vas a poder ir al mundial. Esta vez no llevarás puesta la albiceleste de tu patria de nacimiento que defendiste con orgullo. Esta vez llevarás la rojiblanca que supiste adoptar con cariño. El peruano es tímido y sencillo en esencia, cualidades que encontramos en tu persona. Quizás esa sea la razón a tu gran aceptación y poder de convencimiento entre los nuestros para triunfar donde otros fracasaron.

Muchas gracias por clasificarnos, pero sobre todo muchas gracias por darle una gran alegría a esos niños del ayer que como yo, hace varias décadas, añorábamos ver a nuestra selección en un mundial y también a esos niños del hoy que gracias a ti podrán sonreír.

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