Queda claro que las generalizaciones son injustas, entonces, lean este artículo con dicho espíritu en el sentido que no aplica a todos de forma estricta pero, habiendo dicho esto, tengo la sensación de que los principales candidatos para ocupar el sillón de la presidencia en la República Argentina tienen un mensaje frustrantemente parecido, es como que siento que todos intentan ser peronistas.
Pero, quiero aclarar una cosa: no tiene nada de malo ser peronista, lo que me preocupa es observar a los no peronistas intentando convertirse en una imitación burda e inservible reflejando una lamentable carencia de mensaje y propuesta propia.
Si tuviera que describir con un tango el comportamiento de este sector de la oposición elegiría al gran Enrique Santos Discépolo con su emblemático “Cambalache”, y comienzo con el final: los candidatos de la oposición son lamentables, no representan a nadie porque se están convirtiendo en una vulgar imitación del peronismo. En el país del choripán todos decidieron unirse al gran sándwich nacional y prometer la misma zapatilla del populismo, ¿Estrategia pre-electoral y nada más? Probablemente. ¿Será como la revolución productiva de los 90 que nunca fue?
La agenda de la oposición, la gran ausente. A la oposición me animo a marcarte la cancha y les pregunto: ¿Cuál es su agenda? ¿Cuáles son los diez puntos centrales que definirán su gestión de cara a 2016 y cómo se diferencian del oficialismo? ¿Cuáles son los diez errores más relevantes de la gestión actual? ¿Me los van a contar? ¿Y si al fin de cuentas ustedes, los opositores, son todos peronistas? ¿Será cierto que tienen más miedo de ganar que de perder? Intentar sonreír a la camarita y ser una imitación berreta del peronismo es un grave error estratégico, en este escenario ganará el original y perderá la imitación de segunda o sea, ustedes. Y a la prensa le pregunto: ustedes que están para preguntar, ¿En qué andan?, ¿También siguiendo al fútbol y al canto del grillo?¿Alguna vez se tomarán el tiempo de preguntar lo que importa?
El votante medio y una preocupante ausencia de diversidad ideológica. Cuanto más se acercan las elecciones presidenciales menos distintos parecen ser los tres o cuatro candidatos que intentan ocupar el sillón de Rivadavia. Parecería que la oposición ha adoptado la estrategia de casi no diferenciarse en nada del oficialismo, convirtiéndose estas elecciones en un aburrimiento de dimensiones bíblicas con un contenido intelectual absolutamente deplorable.
En la Argentina, el votante medio en estas últimas décadas se ha ido convirtiendo en un ser demandante de subsidios, choripanes, zapatillas y fútbol. Debatir sobre instituciones, educación, seguridad, interacción internacional, políticas de desarrollo a largo plazo, economías regionales, dinámica del déficit fiscal, política monetaria, etc. claramente no forma parte de estas elecciones. No crean que no entiendo el juego de un sector importante de la oposición de intentar ganar este espacio del choripán sacrificando honestidad ideológica. Pero es aquí en donde me pregunto: como nación, ¿tenemos que resignarnos a una nación de alpargatas (zapatillas de gauchos) o es función de un líder alternativo seducir al votante medio hacia otro plano? Y ante contexto me pregunto: una democracia sin diversidad ideológica. ¿En qué demonios se convierte? ¿Si votamos al mismo mensaje, qué estamos votando?
Oposición sin agallas y muy peronista. El oficialismo, que siempre está un paso adelante, hace algunas semanas le había planteado a la oposición una jugada: si los opositores tienen agallas, polarícense porque nosotros vamos por más de lo mismo. ¿Cuál fue la respuesta de esta inexistente y lamentable oposición? En lugar de polarizarse, dijeron: OK, si ustedes van por lo mismo, nosotros entonces nos hacemos todos peronistas, le sonreímos a la camarita como si estuviéramos ganando y dejamos que el aparato peronista nos haga la doble Nelson otra vez más. La semana pasada twitteaba lo siguiente:
• Si la oposición no puede escapar del populismo para ganar una elección significa que fracasa como tal. La oposición argentina no existe. Honestidad intelectual, ¿dónde estás?;
• ¿Por qué el fútbol tiene que ser gratis para la gente? ¿Se está enfatizando en esto demasiado, no? ¿Algún opositor no populista?;
• ¿No será que en estas elecciones dirimiremos entre populistas de derecha y populistas de izquierda, pero al fin de cuentas todos sin excepción, populistas?;
• La oposición fue incapaz de definir una agenda clara de debate. Quien marca la agenda es el oficialismo y la oposición siempre un paso atrás.
Tampoco está mal ser populista, en una democracia todo ex-ante debe ser permitible y sujeto a voto, pero lo que sí me preocupa es que todos intenten serlo. Si vas a imitar al original, seguro que perderás contra el original. Sin embargo, parecería que la oposición podría jugar dos estrategias claras y muy diferenciadas.
Estrategia 1: “Jugar como Argentina en las finales de fútbol”. Jugar a que son casi iguales al oficialismo, es decir, casi peronistas y con mucho miedo y vergüenza de ser otra cosa. Esta estrategia para una muy gris oposición carente de imaginación, coraje y por sobre todo, ideas, parecería ser similar a la de perder una final de fútbol por 1 a 0, un clásico argentino desde 1986. Queda claro que Argentina nunca pierde por goleada una final pero también queda más claro que el agua que siempre la Copa la levanta el de enfrente perdiendo en los últimos cinco minutos de partido. En este caso, probablemente el electorado diga: si son iguales, entonces elegimos a los actuales porque vienen haciendo esto desde hace ya 12 años y los conocemos muy bien. Más vale malo conocido que bueno por conocer. Y un detalle más: en Argentina tenemos a Messi y no alcanza, la oposición no se acerca ni a un gordo 10 retirado hace treinta años y con artritis de rodilla. En el terreno del peronismo, jugar a ser una imitación chabacana, es condenarse ex-ante a perder por poco pero derrota al fin. Cuando la oposición juega a parecerse al oficialismo claramente denota que está perdiendo por una sencilla razón: no pudo instalar su propio mensaje.
Estrategia 2 “Ganamos por KO o nos sacan en camilla”. Jugar a diferenciarse totalmente del oficialismo. En este caso, el electorado percibiría una clara distinción en cuanto a las propuestas de la oposición. Bajo este escenario te arriesgas a perder por 5-0 ó ganar en tiempo extra, una metáfora del ballotage. Que quede claro, hay muchos puntos de la gestión actual que son claramente criticables, con sólo enfatizar en dichos aspectos y alinear al electorado en ese camino, la oposición tendría muchísimo por ganar. Pero para eso hay que tener cojones, capacidad, visión, anticipación, estrategia, liderazgo y queda clarísimo que nada de eso caracteriza a los candidatos opositores. Para ganar hay que estar convencido, miro y escucho a esta lamentable oposición y queda claro que tienen más miedo de ganar que de perder. Con todo respeto lo digo pero si el expresidente Fernando de la Rúa compitiera en las PASO (elecciones primarias del 9 de agosto) desde la oposición, les gana a todos y con esto creo, soy lo suficientemente explícito como para caracterizar el gusto a sopa vieja con el que este país se encamina a esta instancia en 2015.
Una sociedad que no quiere cambios e ignora el ajuste por venir. Pero la mediocridad y absoluta ausencia de la oposición no es el único factor que afecta la diversidad ideológica. Hay algo mucho más preocupante: somos nosotros, los argentinos, que ni siquiera nos permitirnos evaluar diversidad de ideas. La oposición, en un claro gesto de falta de honestidad intelectual, sigue lo que las encuestas van diciendo y describen a una sociedad que no quiere cambios. Pero para eso están los líderes, para marcar la cancha, para setear la agenda, para definir dónde queda el norte y por sobre todo, para alinear a la sociedad con la seducción de un nuevo mensaje, de una nueva idea.
A la oposición les digo: son lamentables, no representan a nadie porque se están convirtiendo en una imitación berreta del peronismo. Pero a esa sociedad del choripán que se interesa mucho más por el fútbol que por las elecciones de fin de año le digo que gane quien gane, los ajustes van a venir en varios frentes, no es endógeno a nosotros cambiar o no, la economía argentina enfrenta serias restricciones imposibles de mantener por mucho más, es un estado de desequilibrio atado con alambres, sería bueno que la oposición tuviera las agallas de explicarlo. Obviamente, el oficialismo nunca lo va a hacer, ese es un espacio de ustedes.
Recuerden que el cepo cambiario nació poco después de conocido el resultado de la última elección presidencial como un ajuste postergado por la elección. No hay un sólo candidato que se anime a hablar del tema sencillamente porque la sociedad argentina se niega a escucharlo pero prepárense, porque la sorpresa vendrá a días de electo el nuevo presidente. Gane quien gane.
*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.com.