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Guerra sucia en Guatemala
Mar, 24/07/2012 - 10:55

José Raúl González Merlo

La luz de Otto
José Raúl González Merlo

José Raúl González Merlo es catedrático de Finanzas y Economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala). Posee una licenciatura en Administración de Empresas en esta misma casa de estudios superiores y un MBA en Finanzas y Economía de University of Rochester, NY. Actualmente es vicepresidente Financiero de Grupo Progreso y es miembro de la junta directiva del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), además de  columnista de opinión en Prensa Libre (Guatemala).

Hay una silenciosa guerra sucia que está ocurriendo en Guatemala. Es una guerra contra la garantía constitucional de la libertad de expresión. Hoy se encuentran en el ojo del huracán periodistas como Pedro Trujillo, Sylvia Gereda y Humberto Preti. Mañana se puede encontrar usted o cualquier otro ciudadano. Todo comenzó cuando esos periodistas tuvieron el atrevimiento de destapar un tema tabú. ¿Quién, cómo y con qué propósito se usa el dinero de la “cooperación internacional”?

Un otrora secreto a voces fue, finalmente, “destapado” y puesto en evidencia por primera vez por la prensa guatemalteca. El “pecado” no pudo haber sido más políticamente incorrecto. ¿Quiere decir que determinados “grupos sociales” utilizan el consejo y el dinero de “países amigos” para promover la violencia? ¿Es posible que la “cooperación” sirva para recordar y recrear las mismas técnicas y tácticas que se usaron durante el conflicto armado interno? ¿Nos quieren llevar de vuelta al pasado?

Las respuestas son sí, sí y sí; y haberlo evidenciado les cayó muy mal. Es por ello que la reacción no pudo haber sido más virulenta y violenta. Las ridículas acusaciones de racismo fueron las primeras en salir. Luego vinieron demandas legales por demás frívolas e improcedentes. Está claro que no se ha cometido delito alguno, así que las mismas no podrán prosperar. Sin embargo, la maquinaria local de la cooperación internacional está siendo utilizada, ahora, para intimidar y ahogar la libertad de prensa en nuestro país. ¿Qué bonito, no? Amén de las amenazas e insultos personales. No cabe duda de que se ha tocado un nervio. La Prensa les sirve para publicar sus protestas, pero no cuando destapa sus métodos violentos y sus fuentes de financiamiento.

Esta guerra sucia disfrazada es una seria amenaza a la libertad de expresión, la democracia y nuestro desarrollo económico y social. El mensaje no es solo para esos periodistas. Es para todo aquel que se “atreva” a denunciar o contradecir los métodos violentos y las intenciones totalitarias que tienen esos grupos. El problema no es que estos grupos se opongan a la minería, a las hidroeléctricas o al desarrollo. Tienen derecho a tener esa opinión y son posturas que se deberían debatir y, finalmente, resolver de manera pacífica, tomando en cuenta el interés nacional. El problema es la violencia con la que promueven su agenda; sin tomar en cuenta que lo hacen mientras el gobierno de Guatemala permite la directa intervención de “gobiernos amigos” en los asuntos internos del país.

En conclusión, no nos engañemos. De víctimas no tienen un pelo. “Gallina que come huevo… aunque le quemen el pico”, dice el refrán. Estos dirigentes son gente violenta que solo conocen esos métodos para lograr sus objetivos. “La guerra sigue, nada más que por otros medios”. Es cierto, es una guerra sucia contra la libertad de expresión de tres periodistas. Sin la libertad de expresión de ellos tres, no habrá libertad para el resto de nosotros. Es una guerra sucia que todos debemos rechazar.

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.

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