El gobierno de la India ha lanzado al mercado una computadora tablet sumamente barata, llamada Aakash (“cielo”) para ser vendida a estudiantes de secundaria a tan solo US$35. La Aakash, que fue diseñada por DataWind -una empresa propiedad de un indio-canadiense- es el resultado de una licitación del gobierno para una computadora tablet barata. El costo de la Aakash es de US$46 y el gobierno está subsidiando la diferencia de US$11. El ministro de Educación, Kapil Sibal, dice que llevará las computadoras baratas a las masas.
Pero todavía no descorchen el champán. India ha lanzado varias iniciativas de productos sumamente baratos como el auto Nano del Grupo Tata, el cual se vende por menos de US$3.000, aún así eso no significa que cada una de estas iniciativas triunfará. Esto es especialmente riesgoso si el gobierno escoge ganadores y perdedores, como ha sucedido en el caso de Aakash.
Para empezar, un precio bajo no siempre garantiza los clientes. El aclamado Tata Nano, lanzado en 2009, hasta ahora ha sido una decepción. Aún así muchos en el gobierno estaban maravillados con la fanfarria acerca de proyectos del sector privado como el Nano y deseaban replicarlo en el sector público, estimulados por la creencia de que la principal preocupación de los indios es el precio dado que un tercio de ellos vive debajo de la línea de pobreza de US$1 al día. Pero como muchos consumidores, los indios no están preocupados por el precio, sino por el valor.
El Sr. Sibal parece olvidarse de los errores del gobierno en el pasado. En 2005, el gobierno lanzó la computadora Mobilis de US$200, basada en el software gratuito de Linux. Antes de esto, en 2002, el gobierno había promovido la computadora portátil “Simputer”, la cual costaba US$240, y esto fue considerado como un gran avance. Ambas computadoras fracasaron. Mientras que los políticos estaban ocupados pensando en subsidiar productos más viejos, la industria de las computadoras había innovado por si sola para empujar el precio de mercado hacia abajo.
El problema más grave es que algunos indios piensan que las computadoras tablet son la tecnología del futuro. Esta concepción en parte refleja el glamour de Apple en Occidente, pero también la creencia de que los ingresos bajos, la baja tasa de alfabetización y la escasez severa de electricidad en la India complicarán el uso de las computadoras personales. Pero ninguna computadora tablet lanzada por el sector privado de la India, con precios desde US$99 hasta US$265, ha atraído al público. Una razón por la cual esto no ha sucedido es porque compiten con los teléfonos celulares.
Probablemente estas empresas privadas se den cuenta de su error y lo corrijan. Pero el gobierno, nuevamente dejándose llevar por la fanfarria, ha invertido al menos US$5 millones en un producto dudoso que no ha sido puesto a prueba en el mercado. Esto se hace con fondos de los contribuyentes, cuyos impuestos no deberían estar destinados a respaldar las preferencias de inversión de capital de riesgo del gobierno de la India, las cuales probablemente fracasarán.
La Aakash podría resultar ser un fracaso porque, primero, las computadoras usadas están disponibles a precios muy bajos. Segundo y, todavía más importante, es el fenomenal auge de los teléfonos celulares. Cada vez más hacen lo que las computadoras personales y las computadoras tablet hacen.
Un teléfono celular básico en la India cuesta tan solo US$15, mucho más barato que una Aakash. De hecho, el costo del celular es solamente un poco más alto que el subsidio del gobierno y las llamadas cuestan solamente dos centavos por minuto. Los celulares pueden ser cargados con baterías en áreas rurales con poca electricidad o sin ella. La Aakash, en cambio, tendrá un costo extra por la conexión inalámbrica. A este paso, las personas que probablemente compren una Aakash probablemente son los indios con mejores ingresos -claramente aquellos para los cuales no estaba destinado el subsidio.
Esto magnifica el riesgo del proyecto Aakash, sin mencionar el probable desperdicio y corrupción que tradicionalmente acompaña a iniciativas estatales como esta. Podría ser irrelevante en momentos en que las aplicaciones para celulares se están multiplicando a un costo mucho más bajo. Al promover la computadora tablet, el gobierno está haciendo una apuesta en la que muy probablemente podría perder.
En lugar de hacer esto, las políticas del gobierno de la India deberían ofrecer la mayor flexibilidad posible y luego dejar que el mercado determine lo que satisface de mejor manera a los consumidores. Los burócratas puede que piensen que ellos saben dónde estará la demanda en el futuro, pero no son Steve Jobs.
*Esta columna fue publicada originalmente en el centro de estudios públicos ElCato.org.